Un estudio atribuye al imaginero cordobés Juan de Mesa la Virgen de Montserrat de Sevilla

En un artículo publicado en el Boletín de las Cofradías de Sevilla , Triguero concluye que «la Virgen de Montserrat presenta grandes coincidencias técnicas y morfológicas que refuerzan la teoría de que el reparador y, prácticamente, autor de esta Dolorosa fue Juan de Mesa ».

El historiador parte su investigación de un documento que fundamenta su autoría en el entorno artístico de Martínez Montañés, al que se le encargó una escultura de candelero. En dichos papeles, que llevan por nombre « Pleito entre Catalina Román y la hermandad de Montserrat , sobre la restitución de una imagen de la Virgen», se expone que la dolorosa se encarga hacia 1604 a un oficial de poco más de 15 años, «de madera de medio cuerpo» y «de lágrimas». Cuenta Triguero que «debió de realizarse en la segunda mitad de 1604 por el escultor Juan Guerrero ».

Sin embargo, aquella Dolorosa no gustó y fue llevada de nuevo al maestro «a que la perfeccionase de nuevo un oficial de Juan Martínez Montañés , escultor que vive en la calle de la Muela». Se conoce que el policromador fue Gaspar de Ragis y que la imagen salió en la Semana Santa de 1606.

En el artículo, se recuerda que en junio de 1606, Juan de Mesa entró como aprendiz en el taller de Montañés, a la edad de 23 años para terminar su formación. Y, dos años más tarde, en abril de 1608, se hizo hermano de la corporación, para la que luego hizo al Cristo de la Conversión .

David Triguero ha comparado otras tallas del escultor cordobés con la Virgen de Montserrat. Así, destaca «el leve giro de cabeza hacia la derecha, que no es apreciable cuando está vestida, aspecto común en las dolorosas atribuidas a Mesa». También presenta similitudes con la Virgen de las Angustias de Córdoba, su única Dolorosa documentada. Respecto del rostro, Triguero afirma que «pese al incendio de 1899 y la nueva policromía de Gutiérrez Reyes y Cano , aún se puede observar la grafía personal de Mesa».

Lo mismo ocurre en los pliegues del cuello, visible en Nuestra Señora de las Angustias de Córdoba . Observa también imperfecciones comunes que tienen las esculturas similares del escultor, como la disposición de las orejas, «colocadas excesivamente retrasadas».