Las devociones cordobesas que arraigaron en Sevilla

La hermandad filial de la Virgen de Araceli de Sevilla tuvo su origen en 1944, cuando un grupo de lucentinos residentes en la capital hispalense decidieron fundar una hermandad en honor de la patrona de Lucena y del campo andaluz. Esta corporación, con sede en la parroquia de San Andrés, cuenta con una imagen obra del escultor sevillano Antonio Castillo Lastrucci , que realiza sus cultos y procesiona en el mes de mayo.

Algo parecido ocurrió con la hermandad filial de la Virgen de la Sierra de Sevilla , que se creó en el año 1952 a instancias de un grupo de egabrenses residentes en la capital hispalense. Con sede en la parroquia de San Roque, la réplica de la Virgen de la Sierra con la que cuenta la hermandad filial fue realizada por el imaginero gaditano Luis Ortega Bru.

Además, en el caso de las imágenes de las hermandades filiales de la Virgen de Araceli y la Virgen de la Sierra, se da una curiosa coincidencia: ambas tallas fueron regaladas por sus autores a sus hermandades de destino . En el caso de la Virgen de la Araceli, Lastrucci no quiso cobrar nada por su trabajo en recuerdo a su madre , que llevaba el nombre de Araceli, mientras que Ortega Bru sólo quiso cobrar los materiales necesarios para su ejecución, ya que su esposa era natural de Cabra .

Otro caso de una advocación cordobesa que arraigó en Sevilla es el de la titular mariana de la hermandad del Santo Entierro, María Santísima de Villaviciosa , que toma su advocación de la Virgen de Villaviciosa de Córdoba. De hecho, durante algunos años la cofradía sevillana estuvo presente corporativamente en la procesión de la imagen cordobesa.