Cuando el perro de Romero de Torres se quedó en el frontal del paso de la Virgen de la Trinidad de Córdoba

El hermano mayor de la Santa Faz, Rafael Ortiz , revela que el animal representado no es otro que Pacheco , el galgo del pintor cordobés Julio Romero de Torres . Así lo han podido ver los que han admirado la pieza en la exposición 'Arte y cofradías en Córdoba' que se celebró en noviembre en la Mezquita-Catedral.

Rafael Ortiz explicó que el medallón de la Epifanía se inspiraba en dos escenas que labró el escultor sevillano Pedro Duque Cornejo para la sillería del coro de la Catedral de Córdoba: la Adoración de los Magos y la Adoración de los Pastores.

El taller sevillano de José Manuel Bernet debía llevar a la orfebrería el dibujo concebido por Rafael de Rueda , y uno de sus artífices tuvo la idea de dar un rasgo personal para esta pieza, que se estrenó el Martes Santo de 2018.

«En estas escenas es común que alguno de los pastores lleve una oveja o una cabra , pero el modelista que realizó la escena nos propuso algo distinto, y es que estuviera el perro de Julio Romero de Torres», relata Ortiz.

A la hermandad le pareció bien la presencia de Pachecho, al fin y al cabo una referencia a uno de los artistas más importantes nacidos en Córdoba. Así que la escena de orfebrería incorporó al animal como parte de la escena .

Y lo cierto es que no es la única representación artística del animal. Pacheco era un galgo negro que había nacido hacia el año 1921 en Porcuna , un pueblo de Jaén para cuya parroquia el pintor hacía hecho varias obras a comienzos del siglo XXI.

Se hospedó entonces en casa José Julián Gallo García de Linares , con el que mantuvo una gran amistad que se mantuvo en el tiempo. En 1923 lo visitó para darle el pésame por el fallecimiento de uno de sus hijos y su anfitrión, muy aficionado a la caza, le regaló el galgo.

Pacheco era todo un personaje en el mundo cultural de Madrid , donde residía aquellos años Julio Romero de Torres. Lo conocían quienes visitaban el estudio del pintor y quienes lo veían pasear y apreciaban su presencia silenciosa.

El artista le dio este nombre por un legendario bandolero cordobés , famoso por su valor, que murió en los inicios de la Revolución Gloriosa, en 1968. Lo pintó en varios cuadros, como 'Diana' o 'Cante jondo' , y quedó plasmado en fotografías, como la que lo muestra en su estudio con Ramón del Valle-Inclán .

Pacheco acompañó a su amo en su regreso a Córdoba y fue testigo doliente de su muerte en mayo de 1930. Lo sobrevivió tres años más, y cuando se decidió erigir el monumento de los Jardines de la Agricultura no hubo dudas de que el galgo debía estar junto a su dueño.