Jueves Santo, la esencia de lo que nunca cambia en Córdoba
Las seis cofradías caminan por la senda de la perfección hacia la consumación de la Pasión, entre calles repletas
Así te hemos contado en directo el Jueves Santo
Córdoba
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Iniciar sesiónEl Jueves Santo nació junto a los naranjos en el compás de San Francisco. El calor volvió a poner el acento a la tarde, en una Semana Santa en la que mirar al cielo se quitó pronto de las rutinas. El cielo azul y ... soleado, con el mercurio alto, fue el marco que recibió a las seis hermandades del día.
Los cordobeses ya tenían cogido el ritmo a la Semana Santa, a sus trasnoches, a las dulces torrijas, a la oración y a las saetas. Al pellizco de ver a las imágenes esenciales, a la emoción de revivir cada año el paso del tiempo pero en una nueva versión, siendo los mismos, pero cambiados. Variarán las circunstancias particulares, los lugares o los horarios, pero el Jueves Santo permanece fiel a sí mismo.
La identidad estética de la Caridad en su estación de penitencia, en imágenes
álvaro carmonaLa cofradía, que no ha podido contar este año con la Legión, volvió a hacer vibrar a los cordobeses que se congregaron en su salida
La ciudad, más hermosa que nunca en primavera, se puso guapa un día más para salir al encuentro de las imágenes, que avanzaban entre ríos de gente, y que no cambian.
La hermandad de la Caridad, con su rico patrimonio y en el entorno monumental incomparable en el que envuelve su estación de penitencia, deslumbraba de principio a fin. Sus capirotes rojos eran pura plasticidad en medio de un guion inmejorable. Había nostálgicos que volvían a recordar que es la de los legionarios, sus hermanos de honor.
La Legión acompañaba musicalmente al Cristo desde el año 1952, pero este Jueves Santo el Tercio del Gran Capitán sólo volvió a estar a modo de representación para portar el guion que la cofradía le legó en 1985 y que custodia el resto del año en Melilla.
Fue el segundo año consecutivo en que la banda de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas, con su seriedad, elevó sus marchas al cielo. Sólo el tiempo dirá cómo sonará el acompañamiento del año próximo y los venideros. Sí estará la Legión en el vía crucis del Cristo este Viernes Santo
El calvario de claveles rojos lo decía todo a los pies del poderoso crucificado de la Caridad. Junto a Él la dolorosa de estilo granadino, hundida en ese mar rojo de claveles, abatida por la muerte de su hijo con gesto grave y las manos entrelazadas, toda contención y recogimiento.
Una saeta ante el Cristo nada más salir de San Francisco era la bella ofrenda, anticipo de las muchas que estaban después por llegar.
Las Angustias
«Engrandece a tu sierva que te acuna en la muerte,/ más que el batir de alas y azucenas del ángel / (...) Ahora ya sí soy reina y bendita entre todas. / Ahora lloro el magnificat de la tribulación», dedicó Pablo García Baena en el poema 'Quinta Angustia' a las Angustias. Un grande de las letras escribía de la obra última y sublime de un maestro de la escultura.
La belleza incomparable de las Angustias, en imágenes
ángel RodríguezLa cofradía decana de la Semana Santa cordobesa, que hunde sus raíces en el siglo XVI, ha vuelto a dejar hermosas estampas en su salida de San Agustín
En la plaza de San Agustín, completamente atestada de espectadores, Nuestra Señora de las Angustias sobrecogió a todos como si fuera la primera vez que la veían mientras acunaba en los brazos a los pies de la cruz a su hijo muerto.
La emoción y un escalofrío se apoderaron de quienes asistían a la trágica escena. Cada año igual, pero cada año distinta. Más bella y más sorprendente, siempre directa al alma. Lucía el manto morado, el color que ha acompañado a los creyentes en su lento peregrinar de Cuaresma, con el ayuno, la abstinencia, la oración, la limosna y la caridad en la preparación espiritual. Cuarenta días y cuarenta noches.
Cuarenta largos días que culminaron justo con los días santos. La perfecta anatomía del Cristo y el brazo caído volvieron a sobrecoger en Jueves Santo. La piedad de Juan de Mesa avanzaba hacia la Catedral arropada por quienes la quieren cada día del año, con la sencillez de un cirio en la mano y la certeza de que todo saldrá bien a su lado.
Madre que sufre
Si de madre sufriente se habla, hay que mirarla a Ella, a las Angustias, con su gesto sereno y la espina en la mano derecha. Para el Cristo, un monte de claveles en tonos morados, y en las jarras de las esquinas del paso, rosas malvas para la Virgen.
Imposible no dejar escapar la imaginación para ver a tantas madres que han perdido a sus hijos, a las madres sosteniendo las cruces de cada día, en el cuidado de quien es dependiente o está enfermo.
El paso este año no lució el San Rafael en el frontal, por lo que la Virgen ganó visibilidad. Balcones repletos de vecinos en la calle Muñoz Capilla y una bulla a la altura de Arroyo de San Andrés recibieron y admiraron con toda la plasticidad y color a las Angustias.
En imágenes, devoción honda al Cristo de Gracia
Rafael CarmonaEl Señor de la parroquia de Nuestra Señora de Gracia peregrina hacia la Mezquita-Catedral atestado de devotos
Madre también María Santísima de los Dolores y Misericordia bajo la cruz del Cristo de Gracia. El friso floral que adornaba el paso contenía numerosas variedades de flores, entre las que había rosas. Bajo la cruz, aves del paraíso, con su inconfundible color anaranjado.
El conocido popularmente como el Esparraguero fue recibiendo un día antes los espárragos, altos y esbeltos como juncos, una de las ofrendas más sencillas y entrañables para lucirlos este Jueves, fiel a la tradición. Sus imponentes brazos volvieron a extenderse en un gesto infinito de redención.
También le dedicó García Baena el poema 'Al Cristo de Gracia': «Aguilar Caudal, sacro Zafiro, / clavel de sol bermejo en el poniente / rinde a la sombra su fulgor luciente / herido del venablo en raudo tiro», decían sus versos. Los Músicos de Dios se dejaron el alma tocándole marchas como 'Y yo soy la Resurrección y la Vida' y 'Dios está aquí'.
El silencio absoluto
En contraposición al acompañamiento musical de este paso, el silencio absoluto envolvía a la hermandad de Jesús Nazareno.
En ausencia de música y a paso rápido, cargaba el Señor de los señores con su particularísima cruz de espejos ataviado con la túnica burdeos bordada en oro de estilo francés.
El paso ofreció una nueva estampa, con mayor luminosidad de noche, pues estrenó cuatro nuevos faroles, de cuatro lados cada uno, obra de Manuel Valverde a partir del proyecto de los años 90 que dejó su padre, Andrés Valverde. Se mostraban al espectador con una de las aristas de frente, en caoba y con ángeles, rematados por apliques de plata, en sintonía con todo el conjunto.
Hasta ahora el Nazareno había llevado hachones con cirios color tiniebla. El rigor del cortejo imponía su silencio en la calle hermanos López Diéguez y a su paso ante la parroquia de San Andrés.
La solemnidad del Nazareno en su salida, en imágenes
á. rodríguezJesús Nazareno y María Santísima Nazarena han vuelto a realizar estación de penitencia, llevando el silencio a las bulliciosas calles
Las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno participaban en la estación de penitencia, al igual que muchos niños de esclavina del colegio Jesús Nazareno. Muy numerosos eran los hermanos que portaban cruces a los hombros haciendo penitencia.
Tras el Nazareno se abría paso María Santísima Nazarena, que ha sido omnipresente en Cuaresma y Semana Santa en Córdoba, de la mano del cartel de José Cabrera Lasso de la Vega. Ayer cobraba cuerpo y movimiento ante el pueblo de Córdoba con su delicada belleza de enormes ojos que suplican mirando al cielo y la palidez de la cara.
En dos dimensiones había inundado cada rincón, en toda clase de marquesinas y escaparates, cruzando barrios, calles y plazas. El Jueves Santo, pero en una visión lógicamente más efímera, estaba en tres dimensiones la Nazarena bajo su palio con rosas blancas para volver a atrapar el corazón de todo el que la mirara.
Hermandad del Caído
Y qué decir de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, tras Jesús Caído. Puede que éste haya sido el último Jueves Santo en que iba cobijada bajo las dimensiones actuales de este palio, adornado con rosas blancas, orquídeas y paniculata. La banda de música de la Esperanza la acunó con sus marchas el Jueves Santo y se fundió después con la Madrugada, entre torería y clasicismo cordobés.
Las estampas del peso de los siglos en el Caído
Rafael carmonaSan Cayetano se emocionó un año más con la salida de Jesús Caído y de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad
Jesús Caído, con su larga melena al viento, todo dulzura, paseó por las calles el sufrimiento, embellecido con las cornetas y tambores de la banda Caído y Fuensanta. Idílico fue admirarlo abandonando su templo de San Cayetano.
El Señor lució unos gemelos de estreno y vistió la túnica de San Juan de la Cruz, con bordados de Pérez Artés. De nuevo el morado pintaba la jornada. En su paso eran nuevas las coronitas doradas de las tulipas de los dragones dorados. Rosas rojas en el friso y en las jarras recordaban su sangre derramada para redimir al mundo.
Toreros
Un nutrido grupo de diestros de Córdoba acompañaron al Caído durante su estación de penitencia
Como siempre el Caído, que tuvo como hermano mayor a Manolete en su momento, fue seguido por toreros de esta tierra. Estuvo acompañado por José María Montilla, El Puri, Rafael González 'Chiquilín', José Luis Torres y los hermanos Tejero.
Mientras tanto, el joven barrio de Poniente se volcaba como suele para recibir en mitad de una tarde calurosa al Señor de la Fe en su Sagrada Cena. María Santísima de la Esperanza, que compareció por segunda vez en la estación de penitencia, acaparaba de nuevo la expectación para disfrutarla en su verde palio.
En el centro del callejón central de su candelería rizada destacó la Purísima Concepción sobre un templete, estreno de este año, con diseño de Julio Ferreira, modelado de la Virgen de Edwin González, y orfebrería de Jesús Amaro. Las formas arquitectónicas del alto Renacimiento son la inspiración de esta novedad patrimonial de la cofradía con sede en el templo del Beato Álvaro de Córdoba.
La hermandad de la Sagrada Cena se quedó sin la autorización para poder pasar por Cairuán, pero a la ida dejó un escenario inédito para la cofradía hasta entonces, ante la Subdelegación del Gobierno camino de la Catedral.
La Esperanza del Valle pintó de verde los ánimos. Tras la última cena y el gesto del traidor, el sufrimiento y la cruz, aguardará la victoria de la Resurrección. La Esperanza del Valle así lo hacía saber, con orquídeas y calas blancas, tras la escena que recuerda la institución de la Eucarístia.
Recibió una petalada a su paso por la parroquia de Santa Teresa. Sorprendieron las grandes rosas rojas, que adornaban el misterio del Señor, junto a rosas de pitiminí y alhelíes morados. La Agrupación Musical de la Cena interpretaba 'Perdona a tu pueblo', poco antes de la entrada en la carrera oficial. El itinerario común no registró retrasos tan significativos como los de anteriores días.
La Madrugada
A las doce de la noche partió de San Hipólito la hermandad de la Buena Muerte, con el Cristo alumbrado por faroles de madera que proyectó Castillo Lastrucci y la Reina de los Mártires como es costumbre, en silencio. Las agujas del reloj marcaban el momento que es bisagra entre el Jueves y el Viernes Santo, los instantes culminantes de la Pasión, invariables.
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