Time Lapse
Agentes tutores
Los dramas de mañana ya se empiezan a pintar en esas aulas, bajo esos techos o cabezas desorientadas
Francisco Poyato: IU y los pactos con veneno
Hay una serie de policías locales en Córdoba que llevan años merodeando las aulas. Poniendo la oreja, el bolígrafo y el puntero para intentar testar lo que se cuece entre la chavalería y los niños. Lo que los docentes transmiten y ven que ... está ocurriendo. Lo que los padres cuentan (o no quieren contar). Lo que muchos de estos primerizos por pudor o cuando ya se ven atrapados confiesan. Y la aproximación a todo ese quehacer es lo que pone los pelos de punta. ABC ofreció hace unos días en estas páginas el retrato de unos centros educativos donde el acoso sexual entre iguales y las ideas suicidas entre infantes de no más de 15 años van creciendo entre testimonios y anomalías forman el panel habitual de acoso absentismo.
Cuando estos agentes separan el grano de la paja queda una sensación de escalofrío e inquietud sobre lo que se está cociendo bajo esas mentes escolares inmersas en una tela de araña sin aparente escapatoria. Que se teje desde los hogares, o desde las malas compañías o tras el irrefrenable imperio de una pantalla por donde pasan sus vidas irreales.
O por el simple olvido de quienes tienen las herramientas para poner el foco con más precisión e interés en estos problemas para que dejen de ser recurrentes en los días de los calendarios 'wonderful' que todo lo celebran o para que sólo surjan en las jornadas recurrentes y no ponga el verdadero celo en algo tan crucial.
Una pequeña generación que cada vez salpica más la primera plana y el minutaje largo de la televisión con violaciones de menores, suicidios a temprana edad o fracaso académico y social.
Y cuanto más ponen la oreja estos agentes, o el bolígrafo, o el puntero, más profunda es la herida, más urgen su presencia y más necesarias son las medidas paliativas y preventivas por parte de todos los agentes y poderes públicos. Porque la escuela ya no puede llegar a todo. Porque los padres, puede que tampoco y hayan abandonado a su suerte a estos chavales. Porque los dramas de mañana ya se están empezando a pintarse en esas aulas, bajo esos techos o en esas cabezas desorientadas.
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