Los Dolores recupera la esencia del siglo XIX

Todo aquel que la vio se dio cuenta. La imagen de la Virgen de los Dolores tuvo el Viernes Santo una luz especial. Y todo fue por los candelabros del paso. Dos de gran tamaño, con cinco puntos de luz y otros cuatro más pequeños. Éstos, muy bien conservados por la hermandad durante 30 años, se restauraron con la intención de que acompañaran a la Señora de Córdoba este Viernes Santo. El proceso fue sencillo debido al buen estado de conservación y sólo hubo que restaurar las tulipas, limpiar y platear denuevo. Un nuevo elemento que aportó una luz más envolvente e íntima a todo el conjunto.

Los candelabros presentan una serie de singularidades por las que la hermandad de los Dolores ha querido rescatarlos de su pasado. Los cirios delanteros son mucho más delgados que los que, de manera habitual, acompañan a todos los palios de la Semana Santa de Córdoba. Esto ha conseguido que la imagen de la Virgen de los Dolores pueda verse desde todos los ángulos. La tulipa, mucho más grande, hace que no caiga la cera.

Además, la peana, que está siendo restaurada por Enrique Ortega y que data de 1779, también cobró una mayor relevancia al dejar espacio los cirios. A tal efecto, contó con unos pequeños ángeles en cada esquina de la peana. Todo inspirado en las imágenes de la Virgen de los Dolores del siglo XIX.

Una vuelta a los orígenes que llega gracias a un gran esfuerzo por parte de la corporación de San Jacinto para poner en valor todo el patrimonio del que disponen. Un trabajo en el que han estado implicados numerosos miembros de la cofradía, entre ellos licenciados en Historia del Arte. Entre todos han logrado hacer de lo antiguo algo nuevo y de la imagen de la Virgen de los Dolores un elemento aún más indispensable en la Semana Santa de Córdoba. No sólo muestra de devoción y fervor si no también un elemento imperturbable de la historia de esta ciudad.