CÓRDOBA ENTRE LÍNEAS
Sara de Benítez: «Vestir un traje de flamenca empodera a la mujer»
entrevista
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Lo dice por activa y por pasiva y con convencimiento durante la hora aproximada que dura su encuentro con ABC, y que se desarrolla en su tienda y taller situados en el polígono industrial de la entrada de Palma del Río según ... se llega desde Córdoba capital.
«Vestir un traje de flamenca empodera a una mujer», sostiene Sara de Benítez, nacida en la localidad de la Vega del Guadalquivir en 1982. Madre de tres hijos -una de ellas, por cierto, ha puesto en marcha una exitosa y original marca de ropa urbana- estaba destinada a dedicarse a la empresa de alimentación que dirigía su padre, y aunque le dedicó varios años pudo más su vocación como diseñadora de moda, en la que tuvo mucho que ver el carácter creativo y artístico de su madre.
-¿Qué es empoderarse? ¿Por qué lo hace un traje de flamenca?
-Le respondo con un caso concreto. Tengo una clienta de Madrid que va últimamente a la Feria de Sevilla; le he hecho dos vestidos preciosos y era la primera vez que se vestía de flamenca. Ella me lo dijo desde el principio, que nunca se había visto tan guapa. Y lo dice una madrileña que nunca se había vestido así. Y se sentía empoderada, que es la frase que me dicen todas mis clientas. Estas cosas me llenan de orgullo. El traje de flamenca empodera, obviamente, porque tiene un patrón, un corte y un volumen en el volante, porque mis volantes son muy característicos, y ese volumen de abajo hace que el cuerpo se estilice mucho. Y, luego, ese colorido... Así es muy fácil hacer que una mujer esté guapa con un traje de flamenca, yo por lo menos lo veo muy fácil.
-¿Cuál es entonces la parte esencial del traje de flamenca? ¿El volante?
-Es que no tiene una parte esencial, o sea, que hay muchos factores que hacen que un traje de flamenca sea perfecto. El primer paso importante es el patronaje, algo que me parece fundamental, porque un traje tiene que quedar como un guante; segundo, la elección del tejido, y aquí hay que decir que cada vez apostamos más por tejidos que pesen poco, porque al final la gente a las ferias tiene que ir a gusto y va a estar muchas horas con el traje: tiene que ir cómoda, tienen que ser trajes que pesen lo menos posible, y por fortuna contamos con tejidos elásticos que se adaptan al cuerpo. Otra etapa fundamental es la confección, y aquí nos vemos con un gran problema, al menos para mí, porque mis modistas están la mayoría a punto de jubilarse, algunas jubiladas de hecho, y no encuentro a gente que quiera coser de alta costura o que sepa hacerlo.
«¿Un traje para el tópico? Grandísimos diseñadores a nivel internacional vienen aquí a nutrirse de lo que hacemos nosotros»
-Sí, Juana Martín se quejaba hace unos meses en una entrevista en estas páginas de esto que cuenta.
-Es que no lo hay, es que no hay... Éste es el gran problema del sector: que no hay relevo. Eso se lo digo yo: es que no hay gente que quiera coser porque la costura también es una profesión que tiene muchos sacrificios, sobre todo el tema de la moda flamenca. Hay épocas en las que las modistas tienen que echar muchas horas, y todo el mundo no está dispuesto a ello, cosa que yo entiendo. La situación es difícil, y creo que esta profesión irá desapareciendo poco a poco. Si le cuento los trajes que he dejado de vender por no tener bordadoras... Y sobre lo que me preguntaba acerca de las partes del traje de flamenca: obviamente, tiene que ir decorado o tiene que ir acorde con unos buenos complementos, y no le puedes poner un pendiente de plástico a un traje de flamenca de esta categoría.
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-Su última colección tiene un título contundente y breve: 'Así'.
-Es que yo soy muy simple. Es que, de verdad, nos complicamos mucho la vida y hay que ser más simples. La colección se llama 'Así', como bien dice, porque yo considero que los trajes de flamenca tienen que ser así. Tú tienes que pensar en la clienta que se va con ese traje, y el traje tiene que ser así: así de favorecedor, así con esos volantes, así de elegante, así de cómodo, así de voluminoso, así bordado, así de trabajado, así de bien terminado. En todas mis colecciones presento a madre y niña juntas, en todas, porque me encanta: no hay cosa que me guste más que una madre y una niña juntas vestidas de flamencas, quizás porque yo he disfrutado tanto con mis niñas, que ya se me han hecho grandes; esos momentos de disfrute se los llevan ellas y me los llevo yo a mi tumba, espero que dentro de muchos años. Así es como tiene que ser. Así.
-¿No hay cuerpo que no sea bello enfundado en un traje de flamenca?
-A ver, como le he dicho antes, todas las mujeres, más guapas, más feíllas, más bajas, más altas, más gordas, más flacas, con cuerpos más armónicos, con cuerpos menos armónicos... Todas se han visto mejoradas con el traje de flamenca. O sea, el traje de flamenca mejora la silueta femenina. No hay nada parecido en ningún traje, ni con el de novia. Yo, como cordobesa, no me veo yendo a las Fallas con un traje típico de allí ni a Madrid para vestirme de chulapa. Pero con la moda flamenca pasa que viene gente de todo el mundo a vestirse y a empoderarse con nuestros vestidos: a sentirse la mujer más guapa del mundo. Yo no he visto a nadie que se ponga un traje de flamenca y se vea peor de lo que es, ¿entiende lo que le quiero decir? Nadie es perfecto, aunque lo aparente en las redes sociales: eso es mentira todo. Y realmente yo veo que el traje de flamenca a todo el mundo le sienta bien, y si no ya estamos nosotras para hacer un traje estratégico. Ésa es nuestra labor.
-¿Si le pregunto qué es la belleza usted qué me responde?
-Es que la belleza es muy relativa... Es que es muy relativa, es que yo puedo ver bella una persona que usted no la vea bella. Al final, yo creo que lo más importante es que yo me vea bella a mí misma. Últimamente estoy muy zen y tengo que sentirme muy bien conmigo misma y quererme a mí misma, meditando mucho. Y es que hoy en día con las redes estamos muy obsesionados con a ver qué impresión vamos a causar a los demás. Yo, la impresión que me quiero causar es a mí misma cuando me miro en el espejo es que sea positiva, porque insisto en que la belleza es relativa: lo importante es que una persona se sienta a gusto. A las clientas tú no las puedes disfrazar, hay muchos estilos de mujeres y al final pues hay clientas que son más sobrias, hay clientas que son más folclóricas, hay gente a la que le gusta ir con mucho, hay gente a la que le gusta ir más sencilla, hay gente a la que le gusta ir con su mantoncillo más sevillanito, hay gente a la que le gusta ir rompiendo... Hay de todo.
-¿Qué le diría a quien le pudiera reprochar que el traje de flamenca abunda en el tópico?
-Es que son nuestras raíces. O sea, ojalá me acusen de eso... Pero si es que nosotros somos fuente de inspiración para grandes, grandísimos diseñadores a nivel internacional: si vienen aquí a nutrirse de lo que hacemos nosotros. Compañeras mías de la asociación de Mof&Art, de diseñadores de moda flamenca, que son todos artesanos, han colaborado en el desfile de Dior y han hecho los mantones bordados para sus colecciones. Más orgullo que ese... Ojalá me tachen a mí de que yo quiero alimentar un tópico...
-Llama a su puerta una clienta que quiere un traje para la Feria de Sevilla y otro para la de Córdoba. ¿Les hace dos vestidos muy diferentes?
-Es verdad que son dos estilos muy distintos. Pero, bueno, si me lo pide la misma clienta para esas dos ferias, no sé... Tú tienes que saber qué le gusta a la clienta y al final la clienta tiene que ir en su estilo, da igual que vaya a Sevilla, a Córdoba, a Andújar, a Jerez, a Málaga, da igual. Tú tienes que cogerle el punto a ella, para que vaya cómoda y se empodere... Pero, sí, cada zona tiene un estilo...
-Una última cuestión: a cualquiera que se aproxime en coche a Palma le queda claro que es un sitio próspero. No faltan empresas, naves industriales...
-No le voy a decir que tenemos las mejores naranjas del mundo, porque ya lo sabrá... [Risas]. Yo he vivido aquí muchos años de mi vida, treinta y ocho, y es un pueblo maravilloso, precioso, y tiene empresas buenísimas. No se puede dejar de mencionar el Museo de Victorio y Lucchino, porque es una maravilla: es impresionante, para quitarse el sombrero. Lo que José Víctor ha conseguido es muy grande. También tenemos el Museo de El Cordobés, que también es palmeño, y a Antonio José, el cantante, amigo mío. Es un pueblo muy bueno para vivir, porque es un pueblo grande relativamente, tiene prácticamente de todo, está muy bien conectado con Córdoba y Sevilla.
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