fútbol femenino

Rocío Gálvez: el origen de una campeona del mundo

reportaje

El padre de la futbolista cordobesa, Francisco Gálvez, la define como «competitiva, cabezona y muy trabajadora»

Rocío Gálvez (izquierda) defienda la camiseta del Deportivo Córdoba ABC

«No le gusta perder ni al parchís», así define Francisco Gálvez a su hija Rocío, la cordobesa campeona del mundo con la selección española de fútbol femenino. Con sólo 26 años, ha tocado la cima del fútbol tras la conquista del Mundial en ... Australia y Nueva Zelanda el pasado 20 de agosto. El padre de la futbolista que juega actualmente en el Real Madrid repasa con orgullo la trayectoria de su hija en ABC Córdoba. La familia es parte importante en los triunfos de Rocío y siempre ha estado presente en su carrera.

Francisco confiesa que sintió «muchos nervios al principio, pero luego se transformó en orgullo, cada vez que recuerdo lo que ha conseguido, se me ponen los pelos de punta». Por motivos personales no pudieron acompañar a Rocío en Sidney, en esa final histórica, pero le mandaron todo su apoyo desde Córdoba. «Íbamos a verlo con unos amigos y familiares, pero no pudimos por circunstancias de la vida así que lo vimos su madre y yo, apoyando hasta el final».

Rocío lleva unos días ajetreados. Tras la conquista del Mundial, el combinado nacional llegó el lunes a España para darse un baño de masas ante los aficionados y este martes están recibiendo a las distintas instituciones del país. Sin embargo, su padre comenta que «hemos podido hablar un par de veces con ella, hablamos desde el estadio cuando terminó el partido, sentía euforia, somos campeonas del mundo me decía, lo hemos conseguido».

Rocío Gálvez llama a su familia desde el estadio tras ganar el Mundial ABC

La Federación preparó una auténtica fiesta para recibir en Madrid a la selección española. A través de un mensaje de texto, Rocío Gálvez le dijo a su padre que «esto es flipante». Ni él mismo se lo creía. «Sinceramente yo no me esperaba tanta gente, sabía que habría muchas personas, pero no tantas, aluciné cuando lo vi en la televisión, imagínate ella, ese baño de multitud es asombroso». Francisco espera que pronto pueda «verla y abrazarla» antes de incorporarse a la disciplina del Real Madrid para la próxima temporada.

El duelo del próximo 26 de septiembre entre España y Suiza será un emotivo momento para la familia de Rocío Gálvez si la cordobesa es convocada para jugar. Esta vez, con una estrella en su pecho. Para Francisco, «que venga a su Córdoba, su tierra que siempre lleva por bandera, es alucinante». Deja claro el orgullo por su hija al indicar con una sonrisa que «habrá que comprar baberos cuando veamos jugar a Rocío otra vez en El Arcángel como campeona del mundo».

Empezó en el tenis

La pasión por el balón le vino desde pequeña. Según su padre, «desde muy chiquita ha jugado pegándole al balón con los vecinos». Sin embargo, «al principio la apuntamos a tenis y ya era competitiva, ella me decía que si ganaba tenía que tener una recompensa un premio, ya sea un trofeo o una medalla, pero a ella no le valía otra cosa». Tras un pequeño campeonato de tenis que ganó en la escuela, «le dieron una cosa que no se lo tomó como precio y dijo que no quería jugar más al tenis». Pronto cambió la raqueta por el balón, «llamamos a un amigo en el Deportivo Córdoba y la llevamos a entrenar». En media hora, el entrenador le dijo que iba a formar parte del equipo femenino, nada más verla.

«Yo sólo quería que fuese a entrenar, pero me dijeron que iban a hacerle ficha para formar parte del equipo para jugar la liga por el ascenso», relata Francisco. Rocío formó parte del equipo alevín e incluso la selección andaluza. Todo ello con trece años nada más. Luego pasó al Sevilla dónde tuvo que jugar al fútbol siete al ser menor de quince años. Una vez los cumplió, debutó con el primer equipo en Primera División. Tras eso, se marchó al Betis para jugar en Segunda División. Su primera etapa en el club verdiblanco.

Rocío Gálvez (tercera por la izquierda) con su equipo del Deportivo Córdoba ABC

Después pasó por las filas del Atlético de Madrid, Levante y ahora en el Real Madrid y la selección absoluta. Ella siempre ha sabido adaptarse a los equipos con facilidad. Su padre confiesa que «no sé si ella se adapta al equipo o el equipo se tiene que adaptar a ella, yo sí te digo que a dónde ha ido ha dejado el pabellón alto». Cada club tiene su propio sistema y estilo, pero Rocío Gálvez ha demostrado que con trabajo, esfuerzo y sacrificio se consiguen las grandes hazañas.

«Cuando nos llamaron del Atlético de Madrid, mucha gente nos decía que no iba a jugar y fue titular, a los tres o cuatro partidos ya era indiscutible», relata Francisco Gálvez. Se adapta, y se adapta rápido. Para su padre, «se adaptan ambos, el club a ella y ella al club». Como anécdota, Francisco contó que «mis compañeros de mi trabajo me dicen que si mi hija está en la selección es porque es muy buena, y yo les digo que no, que mi hija es trabajadora». Para él, «que sea buena o no es cuestión de gustos, puedes ser más o menos bueno, pero si no le gustas al entrenador no juegas».

También es «cabezona». Ella ha tomado siempre sus propias decisiones. A juicio de su padre, «se puede dar contra una pared o lo mismo da un cabezazo a la pared y sigue corriendo». Si entra en un equipo nuevo me dice, «yo corro más que ellas, y en dos días la tienes corriendo más que el resto». Su padre Francisco así la define, «trabajadora, luchadora y cabezona». Así es Rocío Gálvez y así ha conseguido proclamarse campeona del mundo con la selección femenina de fútbol.

Rocío Gálvez celebra un gol con la camiseta del Real Madrid ABC

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