Delincuencia
Los robos ponen en jaque al comercio de la Judería
Los comerciantes de la Mezquita viven acosados por hurtos, billetes falsos y carteristas sobre los que activan sistemas propios de vigilancia
La Policía Nacional de Córdoba, frente a los carterista: «Algunos tienen cientos de denuncias a sus espaldas»
B. López / D. Delgado
Córdoba
«Vivimos un grado de inseguridad bestial». Así resume la presidenta de la asociación 'La Judería Existe' (formada por comerciantes, artesanos y guías turísticos de este barrio y nacida en el presente ejercicio), Lourdes Martínez, la situación que se vive en ... esta zona del Casco. Luego, detalla que «llevamos bastante sufriendo todos los días robos en nuestros establecimientos por parte de individuos de Córdoba».
Son recurrentemente los mismos ladrones, ahonda, para luego detallas su 'modus operandi': vienen por la mañana, al mediodía y última hora de la tarde. «Es que los tenemos desde las ocho de la mañana danzando por aquí. Han llegado a robar a repartidores. Se llevan Coca Cola o cervezas. Luego, se dedican a ir por las tiendas de la Judería y se llevan una camiseta, un imán, un sombrero... Y después los venden».
A esto hay que unir, continúan, los casos «en los que nos están metiendo dinero falso y los carteristas. Que ves ancianos que vienen a comprar un detalle para su nieto y al mirar el bolso comprueban que la cartera ha desaparecido. Aparecen tiradas en el jardincillo de la calle Judíos o en los matorrales del Zoco. Nosotros llamamos para que puedan recoger su documentación». Y esta situación, advierte, no sólo es un perjuicio para su actividad, sino que es «una imagen que Córdoba no tiene que dar» como destino turístico.
La situación ha llegado a tal punto que los negocios, explica Martínez, se han organizado con un sistema de silbatos y un grupo de whatsapp. «Al verlos merodeando, silbamos y también, por ejemplo, decimos: ''¡Chorizo!''. Es una forma de avisarnos. En el grupo de whatsapp hacemos lo mismo: nos comentamos la tienda en la que han entrado o por dónde se han metido. Y ellos nos amenazan y nos acosan. Te dicen: ''Se quién es tu familia'' o ''Vamos a matarte''», expone.
El modus operandi de los que hurtan carteras: nunca solos, camuflados y en zonas con bullicio
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Las demandas de este colectivo son muy concretas: «Queremos una reunión de la Junta Local de Seguridad [órgano de coordinación en cada municipio en esta materia entre Ayuntamiento y Gobierno central] y mayor presencia, de paisano y de uniforme, de Policía Local y Nacional». «Es que da mucha pena que no haya implicación para cuidar el entorno de la Mezquita-Catedral. Sin ella Córdoba no sería nada a nivel económico, y eso lo sabemos todos», denuncia.
Lamenta que han solicitado reiteradas veces que el alcalde, José María Bellido, celebre la Junta Local de Seguridad —«Es él la autoridad que debe convocarla»—, Añade que recientemente han solicitado también un encuentro con la subdelegada del Gobierno, Ana López. Lo que quieren, ahonda, es que las máximas autoridades se sienten con ellos para abordar este problema -ha habido una reunión de la asociación con el edil de Seguridad, Jesús Coca, pero este colectivo insiste en reclamara un encuentro con el primer edil y la subdelegada del Gobierno-.
La presidenta de 'La Judería Existe' explica que el día 22 tienen ya fijado una reunión con responsables de la Policía Nacional. «Vamos a ir a por todas. No podemos más. Nos sentimos inseguros. todos los días nos roban. Hoy un imán, mañana unas gafas....», advierte. De hecho, mañana se concentrarán en Capitulares esquina con Diario Córdoba a partir de las 9.00 horas para denunciar una situación que les ha llevado a «pensar en contratar seguridad privada o en crear patrullas vecinales». «Pero, si hacemos estos último, a quién dejamos en el negocio. ¿Cierro un par de horas para hacer el trabajo de la Policía?», reflexiona.
«Y que no nos digan que éste es un barrio seguro porque no hay denuncias. No podemos estar perdiendo el tiempo con eso. Porque la comisaría conjunta, de Policía Local y Nacional de Judá Leví, o está cerrada, como pasa los fines de semana, o, cuando está abierta, te mandan a la de Campo Madre de Dios para que presentes la denuncia, lo que te lleva más tiempo».
Varios comerciantes de la zona con los que ha hablado ABC corroboran que viven en un estado permanente de alerta. La oleada de hurtos ha generado una inquietud generalizada entre quienes dependen directamente del turismo. Toñi, que regenta un establecimiento de suvenires junto al hotel Mezquita, en la calle Magistral González Francés, describe un panorama desolador: «Hay veces que cogen camisetas a puñados y salen corriendo. Esto se arreglaría con más presencia policial, que se vea más. Los domingos no hay agentes casi, y ya es mortal. Córdoba no tiene nada más que turismo; como no lo cuiden, nos vamos a morir de pena».
Vendedores y vigilantes
Una situación que comparte Rosa, propietaria de otro negocio en la zona, quien ejerce de 'vigilante improvisada' para frenar los robos: «La Policía sabe quiénes son, nosotros también, pero ahí siguen todos los días. Todo lo que hay en exposición en el exterior lo tengo atado, porque si no, se lo llevan. Estos cacos aprovechan las bullas, algunos se hacen pasar por turistas y a otros se les ve venir. El mercado que hay detrás de todo lo que hurtan no lo conocemos, pero alguien tiene que estar comprando».
El grupo de Whatsapp a través del que se comunican los afectados «hay días que echa humo», comenta Antón, copropietario del mismo negocio: «Nos mandamos fotos e información cada día, alertando de la presencia de estos delincuentes».
«Habría que investigar quién compra lo que están robando»
Juan Álvaro
Comerciante de la calle Judería
La calle Judería es uno de los puntos más conflictivos: su estrechez y la existencia de varios negocios congrega a un gran número de turistas todos los días, lo que atrae a los enemigos de lo ajeno. Juan Álvaro, comerciantes que lleva 45 años trabajando en la zona, asegura que la situación ha llegado a un límite.
«Hay un grupo de unas diez personas, reincidentes, que se disfrazan de turistas y arramblan con todo lo que pueden. La Policía está harta de identificarlos y detenerlos, pero vuelven una y otra vez. Yo tengo denuncias puestas, pero me dicen que no sirve de nada. Habría que investigar quién compra lo que roban, porque son suvenires que no se venden en cualquier sitio. Mientras tanto, atendemos a los clientes con un ojo en el mostrador y otro en los ladrones».
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