La recuperación de la Pérgola de Córdoba esperará al próximo mandato y necesitará 400.000 euros

El teniente de alcalde de Urbanismo, Salvador Fuentes, recordó que entre 2015 y 2019 había funcionado como un espacio empresarial y para 'coworking', es decir, con pequeños espacios en que distintos profesionales hacen su labor.

La Unión Temporal de Empresas Córdoba Creativa, integrada por Zum y Colaborativa, pidió al Ayuntamiento una prórroga para continuar con la concesión del edificio, pero el nuevo Gobierno municipal, ya con José María Bellido como alcalde, lo denegó. Se entendía que un edificio histórico, en pleno Centro de la ciudad, y con una estampa emblemática, debía servir para equipamientos municipales.

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Ángel Rodríguez

Tampoco había mucha satisfacción con el uso que había tenido hasta entonces. Y aquí estuvo el problema, porque una de las firmas llevó el asunto a los tribunales y, aunque las sentencias iban dando la razón al Ayuntamiento de Córdoba, la empresa iba recurriendo, con lo que el proceso «se ha paralizado» y las actuaciones que tenía pensadas el Gobierno municipal han debido marchar a un ritmo mucho más lento.

En las primeras semanas de 2020, el Gobierno municipal anunció que el Instituto Municipal de Turismo (Imtur) iba a dejar su sede en la calle Rey Heredia, 22, en el Casco Histórico, para ocupar la Pérgola, que durante casi un siglo ha tenido muchos usos sin que ninguno termine de cuajar.

Entendía el Ayuntamiento, según Salvador Fuentes, que había tenido «un mal uso», que llegó incluso a lo recreativo y al uso para fiestas, y había otros planes. «Lo que se había hecho era cualquier cosa menos cultural», afirmó el responsable municipal de Urbanismo, que resaltó que también los servicios presentaban muy mal estado.

La batalla judicial repercutió en la Pérgola, que estaba cerrada, pero que iba notando las señales del abandono en forma de pintadas, deterioro y objetos abandonados en el interior de un lugar situado en una zona de mucho tránsito en Córdoba. Al Ayuntamiento no le preocupaba demasiado este deterioro, ya que se tendría que solucionar con una inversión de entre 200.000 y 300.000 euros, que no le parecía demasiado cuantiosa, pero lo cierto es que el proyecto continuaba a la espera. O eso pensaba entonces.

El siguiente capítulo se escribió en junio de 2022, cuando el Gobierno municipal tuvo en las manos la resolución del juzgado que avalaba su decisión de no prorrogar la concesión a las empresas que habían disfrutado del espacio entre 2015 y 2019. El último día del mes, el concejal de Urbanismo, Salvador Fuentes anunció la inminencia de los trabajos con una frase: «No podemos esperar más».

El Ayuntamiento liberaría 50.000 euros de los remanentes de tesorería para realizar los trabajos de adecentamiento y mejora del interior, lo imprescindible para una limpieza a fondo y el arreglo de las zonas exteriores que permanecieran deterioradas. Todo parecía inminente entonces, pero no lo fue en absoluto, porque el Ayuntamiento no pudo realizar aquellos trabajos anunciados.

Hasta diciembre, finalizada por fin la batalla judicial, no pudo el Consistorio tomar posesión del edificio y el estado en que los técnicos municipales encontraron la Pérgola puso en evidencia que era necesaria una actuación mucho más profunda, que precisaría más tiempo y también más inversión. «No podía hacerse mediante un contrato menor y había que preparar un proyecto nuevo», resumió.

La Pérgola estaba «destrozada», según Salvador Fuentes, que recordó que habían entrado desconocidos para robar y hacer destrozos. Quienes entraron de forma ilegal en el interior del edificio no sólo robaron el cableado, siempre valioso, sino que también rompieron algunas de las estructuras.

Eso provocó, además, otros problemas como las humedades. El hecho de que el edificio estuviera sin uso fue la causa de que no hubiera una respuesta inmediata. El concejal aseguró que era la mitad norte, es decir, la más próxima a los Jardines de la Agricultura, la que presentaba un peor estado.

Salvador Fuentes admitió que el proyecto para la recuperación de la Pérgola tendrá ya que esperar al próximo mandato municipal, o al menos si el PP continúa al frente tras las elecciones. Se sacará a la licitación en el segundo semestre del año y precisará una inversión de 400.000 euros para la consolidación. Ya se han realizado actuaciones de limpieza anterior que lo han adecentado.

El Ayuntamiento ya ha definido además el uso que tendrá. La Pérgola tiene cuatro módulos y los dos de la zona sur, la que está más cercana a los Jardines de la Victoria, será, como se había dicho, para el Instituto Municipal de Turismo, mientras que el otro lado funcionará para ciertas exposiciones de proyectos y documentos de la Gerencia Municipal de Urbanismo, que por ley tienen que mostrarse públicamente para posibles alegaciones.

También podrá acoger actos de la misma Gerencia de Urbanismo en un pequeño salón de actos que el Gobierno municipal quiere que sea «muy dinámico», con sillas exentas, no ancladas al suelo, y que por lo tanto se puedan retirar según los usos.

El Ayuntamiento que salga de las próximas elecciones decidirá si sigue adelante con este proyecto, que tiene que definir un uso permanente para un edificio que ha conocido muchos.

La Pérgola se abrió en el año 1930, cuando se dio la forma actual a los Jardines del Duque de Rivas y se colocó el monumento dedicado al escritor cordobés, autor de 'Don Álvaro o la fuerza del sino'.

La proyectó el arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría con la idea de que sirviera para ferias y exposiciones de manera abierta, integrada en el conjunto de los jardines que tendrían que disfrutar los ciudadanos. Muy poco después, ya en la II República, funcionó como biblioteca y punto de encuentro para escritores, pero dejó esos usos con la dictadura. Fue a veces caseta de Feria.

Varias generaciones de cordobeses no la conocieron más que cerrada y sin ningún uso y muchos incluso desconocían su nombre cuando el Ayuntamiento la sacó del olvido en los primeros años de Rosa Aguilar como alcaldesa, y con la actividad cultural como propuesta. Se abrió en el año 2002 tras una inversión de 800.000 euros que la puso a punto y se le dio un uso entre lo hostelero y lo cultural, a medio camino, según las épocas, entre bar de copas o lugar para pequeños conciertos, no muy amplios debido a las características del espacio.

'La musiqué' fue uno de los nombres que tuvo entonces, cuando llegó a acoger actividades de Cosmopoética. Cerró en 2008 después de varios problemas con la empresa que la gestionaba y empezó un período de abandono que concluyó en 2015, en otra etapa que también fue efímera.