ocio
La receta perfecta: Lucena marida con éxito Patrimonio y gastronomía
El programa 'Paladares del jueves', que tiene una gran acogida, permite gozar de los productos locales mientras se conoce la historia de sus monumentos
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Clara R. Baum
Lucena
Un jueves cualquiera en Lucena, a última hora de la tarde, alguno de los espacios patrimoniales de la ciudad se prepara para una cita que se ha convertido en indispensable del calendario cultural, de ocio y gastronómico de la ciudad: los 'Paladares del Jueves ... '.
Todo comenzó hace apenas tres años, con catas de aceite de la Denominación de Origen Aceites de Lucena. La idea era clara: enseñar a los vecinos y también a los visitantes a valorar el tesoro que guardan sus olivares. Poco después surgió el programa 'Paladares del Jueves', organizado por la Delegación de Turismo del Ayuntamiento, y se amplió la propuesta con vinos y cafés naturales. Este año han ido más allá: infusiones saludables, helados, chacinas y quesos también forman parte de la experiencia. Se celebra durante todo el año y, además de las sesiones en la ciudad, también llega a las pedanías de Jauja y Las Navas del Sepillar.
Gracias a la colaboración del Catering El Abuelo Pepe, cada cata se acompaña de una degustación que integra el producto en recetas tradicionales y creativas. En el caso de las de AOVE: salmorejo, naranja con bacalao y mousse de chocolate, elaborados con aceite. El objetivo: ir más allá de la cata técnica y ofrecer un viaje sensorial completo.
Cada semana la iniciativa se celebra en un monumento, participando once espacios singulares como el Castillo del Moral, el Convento Madre de Dios, la Necrópolis Judía, el Santuario de Araceli, el Alfar Romano de los Tejares, varias bodegas o la Casa de los Mora, protagonista de la última cita.
Allí, entre columnas manieristas y un patio porticado rodeado de palmeras, una treintena de asistentes descubrieron, copa en mano, que el aceite no solo se prueba: también se huele, se siente y se comparte. Este edificio de 1575 volvió a ser escenario de una experiencia que une gastronomía, patrimonio e identidad local.
Inscripciones agotadas
La cata estaba protagonizada por el aceite de la DO Lucena, que abarca diez municipios del Sur de la Campiña cordobesa y parte de la Subbética, con más de 90.000 hectáreas de olivar. «Somos la denominación de origen más extensa de España, y creemos que también del mundo. Y aunque somos jóvenes, tenemos algo único: la variedad hojiblanca, nacida aquí y reconocida en todo el planeta por su calidad», explica Patricia Carballo, secretaria general de la DOP.
El aceite hojiblanca -también llamado en la comarca Casta de Lucena- es equilibrado y armónico, con un amargor y un picante perfectamente balanceados. Durante las catas, los asistentes aprenden a identificar matices de hierba fresca, tomatera o almendra, que se mantienen aunque la campaña fue en octubre. «Un buen virgen extra conserva propiedades, sabor y frescura durante meses. Es un tesoro que tenemos que defender y consumir. Si la gente sabe distinguir un virgen extra de otros aceites al finalizar la cata, me doy por satisfecha», reconoce Carballo.
El programa no se limita al paladar. Cada sesión incluye una visita guiada al monumento donde se celebra, muchas de ellas con Ciudades Medias como guía. La Casa de los Mora, por ejemplo, guarda una historia que pocos conocen: la familia Mora fue proveedora oficial de vino de la Casa Real. «Poder hablar de aceite en un edificio que fue almacén y despacho de este producto es cerrar un círculo histórico», señala Lucía Castro, guía de Ciudades Medias. «La gente se sorprende porque muchos desconocían estas anécdotas, y se marchan con una sonrisa», comenta.
El público es heterogéneo: parejas jóvenes, grupos de amigos, familias, jubilados o visitantes de paso. Y el resultado convence. Víctor y Toñi, pareja de Lucena, lo confirman tras repetir en varias ediciones: «Hemos probado la de helados y la de vinos, y cada una aporta algo distinto. La mezcla de cultura, gastronomía y patrimonio es interesante».
Irene, vecina de Cabra, asistió por primera vez a la cata del jueves: «No conocía la Casa de los Mora y me ha encantado descubrirla. Además, me ha permitido conocer mejor la gastronomía local». Su pareja, Taylor, inglés afincado en la Subbética, asegura estar «fascinado con la cultura que rodea al aceite y el vino andaluces».
El éxito se mide en inscripciones agotadas. «Las plazas son de 35 personas, salvo en sesiones especiales», explica José Tubío, auxiliar de Turismo. «Las inscripciones se abren el día 1 de cada mes y se llenan el mismo día». Para dar opción a más gente, el sistema limita la repetición: se puede asistir a diferentes productos, pero no dos veces seguidas a la misma modalidad.
El objetivo final es claro: que los lucentinos -y quienes visitan la ciudad- tomen conciencia del valor de sus productos gastronómicos y de su patrimonio. La cita más esperada llegará en diciembre, en el Círculo Lucentino, donde se presentarán los aceites de la nueva campaña.
Mientras tanto, cada jueves sigue siendo la ocasión perfecta para descubrir sabores y aromas que enlazan identidad, cultura y gastronomía. Una propuesta que recuerda que, en Lucena, tradición y futuro se sientan siempre a la misma mesa.
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