Recetas infalibles para un Casco molón

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El Plan de Gestión del Casco busca revertir la despoblación con jóvenes y nuevas empresas

Luis Miranda

El Ayuntamiento publica un documento que establece nuevas formas para difundir el patrimonio de la ciudad y apostará por el Centro Internacional del Caballo

Este tipo de planes no establece políticas de vivienda sino que dibuja rebuscadísimos y poco realistas formatos de espacios para jóvenes. Porque aquí no queremos pisos confortables y a buen precio, no señor. Aquí, o se mola o se va usted a otro sitio con el bloque. Programas como este rara vez buscan la llegada de empresas sino específicamente de las creativas. No vaya a ser que alguien abra una pescadería. Algo que pueda servir para algo al común de la gente.

Señala la carencia de equipamientos pero, amigo, bien que se cuida de decidir dónde, qué, cómo y cuánto para ponerle solución. Porque una cosa es informar de los problemas (como el elevadísimo número de eventos de todo tipo, desde festivos hasta religiosos) pero líbreme Dios de establecer alguna fórmula para ponerle coto. Lo mejor, siempre, es dejar un margen para el misterio o, en su defecto, para la inactividad municipal.

La cosa es que el papel lo aguanta todo. Yo les puedo asegurar en estos momentos que en el Casco prolifera la logística verde de última milla pero lo que tenemos son narcopisos. Se lo puedo poner bonito garantizando una recepción fabulosa al sector terciario pero, la realidad, es que no salimos de los pisos turísticos y las despedidas de soltero. Les puedo describir una estrategia estupenda para la actividad económica pero quedan cada vez menos tiendas y, por no haber, ya no hay ni cajeros automáticos.

Si el documento municipal anuncia acciones de movilidad sostenible, suele significar que el vecino puede darse por jodido a costa de meter todos los autobuses del mundo por las calles más angostas y permitir que nuestros queridos visitantes lleguen hasta donde les salga del papo con su auto de alquiler. Y, si se avanzan acciones ecosociales contra el cambio climático, pueden ir dando por muertos a los últimos arbolillos que vayan quedando.

Este plan de gestión del Casco de Córdoba se aprobará como pasó en el pasado con otras historietas similares. Y de su estela no quedará ni memoria porque los únicos que ganan con este tipo de cosas son las empresas que se dedican a escribir planes de gestión de cascos históricos. Y esos millones que tienen que convertir a San Agustín en un sitio lleno de gafapastas serán, como el Mister Marshall aquel, la nube de polvo que levanta un coche oficial al pasar a toda velocidad.