apuntes al margen
El precio del agua
El PP intenta pactar una subida sin votos en contra negociando las bonificaciones sociales
Córdoba tiene agua para dos años en el escenario más negativo
Depósitos de Villa Azul
El gobierno municipal del Ayuntamiento de Córdoba ha lanzado salvas a los grupos de la oposición para que esta semana que entra se aprueben las nuevas tarifas del agua de la empresa municipal Emacsa. La sociedad mercantil más saneada del sector público, una ... auténtica fábrica de 'cash' si se miran los datos del histórico, prepara un incremento relacionado con el Índice de Precios al Consumo que habrá que leer despacio cuando llegue la letra menuda. Afirma el viejo adagio periodístico que, si tu madre dice que te quiere, confírmalo.
El Partido Popular no quiere ni de broma otro caso Sadeco en el que se subieron las tarifas de recogida de residuos de 2024 un 35% sin hacer el trabajo previo de zapadores políticos. En este caso, los populares, que tienen mayoría absoluta, han trasmitido a los interlocutores de la oposición una propuesta de paz por territorios. Están dispuestos a negociar bonificaciones para los colectivos en los que cada uno está más interesado a cambio de que se les permita tocar al alza el IPC (y ya veremos si solamente el índice que señala la inflación).
A la izquierda se le han ofrecido medidas para colectivos vulnerables y a Vox, las familias numerosas, que tienen una regulación demencial en la factura del agua. Una familia con cinco hijos tiene bonificado el primer tramo de consumo cuando, precisamente, el objeto de la subvención es el mayor número de personas de la unidad familiar que, se supone, gasta más agua que alguien que vive solo.
Emacsa prepara una previsión de cuentas muy mala para el año 2024. Según las primeras estimaciones, se prevé un beneficio total de 600 euros para todo el ejercicio próximo. No seis millones, ni cinco como ha venido pasando en los últimos años. Cien mil míseras pesetas. Denme una calculadora Casio y moveré el mundo, que debería haber dicho el filósofo.
El argumento que va a usar Emacsa es que vende menos agua lo que supone menos facturación. Algo más de un millón al año de reducción constante. Se vende menos agua porque se consume menos en las casas y en las fábricas. Y esa es una noticia buenísima. Los procesos industriales son cada vez más sostenibles, los ciudadanos estamos mejor educados en un uso responsable del agua y la tecnología que tenemos en casa es capaz de hacer lo mismo o más gastando menos. El problema es que si se ingresa menos vía factura, la sociedad mercantil municipal tiene menos dinero para pagar y contratar a sus empleados, mejorar sus instalaciones, invertir en infraestructuras y, en su caso, repartir beneficios.
Con todo, el equipo directivo de Emacsa no debería sobreactuar porque no hace falta. El agua es un bien escaso y cada vez más caro. Debería ser absolutamente normal que se apliquen incrementos ligados a la inflación -que sea en todo o en parte es otro debate- tanto en lo que cuestan las cosas como en lo que la gente gana para pagarlas. En Córdoba hay una empresa eficiente -que es propiedad de la ciudad, además- que hace las cosas bien desde hace mucho tiempo y donde el servicio tiene una alta valoración.
Basta con hablarle a los clientes-contribuyentes como personas mayores, como adultos, para que todo el mundo entienda que es preciso contar con una empresa de aguas robusta, bien dotada tecnológicamente y gestionada con criterios profesionales. Y mientras más alejada se encuentre del toma y daca partidista, pues mucho mejor.
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