VISTO DESDE FUERA
Eso no pasó
Repitan conmigo: el PSOE andaluz nunca creó una red clientelar de compra de voluntades
Conde-Pumpido se abstuvo de intervenir en el caso ERE en el Supremo pero no en el Constitucional
Chaves, Griñán y Zarrías, en primera fila
El siempre eficaz Tribunal Constitucional acaba de dar pie a la reescritura de la historia en el caso de corrupción de los ERE. Eso que vimos, la mierda que pudimos oler, no estaba ahí. Fue nuestra imaginación, un bulo, la máquina del fango. ... La mala baba contra las políticas progresistas, avanzadas. El legendario «vivan las caenas» que tiene al pueblo andaluz en la postración secular. Y tal. El argumento es como sigue. Los jefes no delinquen. No pudieron hacerlo porque son seres de luz. La decisión que se toma en el despacho grande se va emputeciendo mientras baja en el ascensor. De forma que, si hay que pedirle cuentas a alguien, será al mindundi. Al empleado, al encargadillo como mucho.
En tanto los jefes no delinquen, es imposible que disponer fondos millonarios para vaya saber usted qué sea objeto de persecución y pena. Porque el delito es siempre el vaya usted a saber qué pero de otro. El eslabón final de la cadena es el que se come la marrona con cuchillo y tenedor cuando las cosas se ponen finas. Las damas y caballeros que miraron hacia otro lado, asintieron, cebaron o actuaron desde la más pura teoría siempre han de salir impolutos. Limpios de polvo y paja.
A más a más. Los ERE fueron ayudas sociales a la clase trabajadora. Un gasto transparente, cómo se atreve usted a pensar otra cosa, a pesar de algunas nimiedades que son de fácil comprobación. Nunca hubo una explicación razonable sobre por qué las plantillas de unas empresas recibían la pastora pavón mientras otras, también en crisis, iban a la regulación de empleo, en muchos casos al cierre, a pecho descubierto.
Quien tenía el número bueno al que llamar, sabía a quién había que tocar y estaba dentro del sistema. El que estaba en la comarca correcta, con los intereses políticos adecuados, tenía acceso al presupuesto público. Quien no, pues no. Ajo y agua. Clientelismo de primero de BUP. Los famosos intrusos fueron, apenas, la guinda. Los Rinconete y Cortadillo de esta película. Se recuerda al personal que en un municipio de la provincia de Córdoba se llegaron a fletar autobuses para llevar a toda la plantilla de una industria a otra provincia con el objetivo de firmar contratos falsos con los que cobrar las dádivas. El equipo habitual de encalado de la historia sostiene que las ayudas se siguieron pagando. Lo que dice muy poco, poquísimo, de quien gobernó después y mucho del principio de buena fe.
Llegados a este punto, repitan conmigo. El PSOE andaluz nunca creó una red clientelar de compra de voluntades usando subvenciones a industrias en crisis. El dinero aparecía de forma mágica en las cuentas corrientes. Nadie tuvo noción alguna de excesos que, si se dieron, fueron cosa de cuatro golfos, en feliz definición del bueno de Manolo. ¿A quién van a creer: al Tribunal Constitucional o a sus propios ojos?
Nota bene: ¡Viva el Córdoba, carajo!
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras