Ideal como inversión

La nueva norma permitirá también, si el borrador conocido sale tal cual, que las comunidades de vecinos puedan vetar la existencia de este tipo de pisos en sus escaleras. Trae novedades un tanto extrañas como la colocación obligatoria de sonómetros, una petición expresa del alcalde de Málaga, el popular Francisco de la Torre. Como si la instalación de esa tecnología fuese a evitar de alguna manera que alguien haga un mal uso de estas viviendas.

La Consejería lleva años anunciando este decreto que sustituirá al muy liberal aprobado por el PSOE. Ciudadanos inició el trabajo de redacción de la norma que tiene que cambiar las disposiciones arbitradas por Susana Díaz en 2016 que se basaban en el dejar hacer. Marín, que teóricamente estaba más inclinado ideológicamente al 'laissez faire', reconoció que una norma poco intervencionista había llevado a grandes municipios a tener un elefante en la habitación del mercado de la vivienda. Básicamente, aquel decreto permitía que cualquier vivienda con unas condiciones básicas de confort accediese al registro turístico.

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J. Alonso

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El nuevo texto ya empieza a intentar avanzar en la profesionalización del sector y en una cierta especialización espacial. Si alguien cree, sin embargo, que un decreto va a solventar las tensiones entre quienes quieren regulación y quienes no la desean ni en pintura, pues se equivoca. La patronal que defiende los intereses de los propietarios que han abrazado esta actividad ya han advertido que van a pelear cualquier intromisión que no quede debidamente justificada. Signifique lo que signifique eso como puede verse con el fallido intento de contener los horarios comerciales en las ciudades con afluencia turística.

El alcalde de Córdoba, José María Bellido, que es liberal pero sin pasarse, ha anunciado que el Ayuntamiento de Córdoba realizará una adaptación del decreto autonómico a la realidad de la ciudad. Es decir, conformará un espacio con limitaciones para la creación de más viviendas con fines turísticos -o como quiera que se llamen finalmente- haciendo muy felices a los que ya están dentro del sector y poniéndoselo difícil a los que quieran operar a partir del momento de la publicación del nuevo decreto.

Es lógico que eso ocurra. Que existan reglas claras para operar en ese mercado que incidan no solamente en el régimen de autorización y funcionamiento. También en el tributario, donde nadie está diciendo esta boca es mía, de forma sorprendente.

El problema es que el bien a proteger es el funcionamiento del mercado de la vivienda -ese derecho protegido tan livianamente en la Constitución- y favorecer la vida diaria de los barrios históricos de las ciudades donde el turismo no es solamente una fuente de ingresos sino también una amenaza.

Y en esta última parte regular las viviendas turísticas es lo último. Antes, toca convertir esos barrios del Casco sin servicios, con mala movilidad, con tributación cara y unas limitaciones extraordinarias (desde las placas solares a la disponibilidad de VPO) en algo más que el patio de recreo del resto de la ciudad. Mientras eso no cambie, ni decreto, ni decreta. Todo seguirá vendiéndose con ese cartel odioso: ideal como inversión.