EL NORTE DEL SUR
Por cada piso siete turistas
Al alcalde le gusta el Carnaval y se nota: Los Calaítas se encumbran en el Falla con un estribillo crítico con los alojamientos y El Selu se apunta también
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Que al alcalde le gusta el Carnaval no es ninguna novedad y él se empeña en recordárselo a los ciudadanos cada vez que la Cuaresma está al caer: antes de que en la colegiata de San Hipólito empiece a haber restos ... de la ceniza que pone en su sitio a los mortales, el regidor y los suyos son más que dados a exhibirse en las redes sociales con el tipo que toque. Bellido, que cayó de pie en el despacho de Capitulares, se enfundó el traje de Harry Potter luciendo su varita mágica, que lo mismo se trae a la ciudad una base logística que cierra un anillo verde; Salvador Fuentes concurrió en la velada como el mago todopoderoso de la saga de J. K. Rowling; Miguel Ángel Torrico se presentó en el Gran Teatro con una pinta de pirata del Caribe en busca de su isla del tesoro; y dos de los lugartenientes más populares pero también con más peligro del gobierno municipal se dejaron ver de Zipi y Zape, que no son siameses pero casi. Sí que lo son dos —o uno— de los personajes con los que la chirigota/comparsa de Los Calaítas se ha encumbrado a lo más alto del Falla, mucho más por su talento, desparpajo, ingenio y frescura que por lo que haya podido intimidar al jurado de la fiesta mayor de la ciudad de La Caleta el afamado niño de Wisconsin y esa afición suya tan compulsiva a los tiroteos.
«Los gaditanos sin alquiler y por cada piso siete turistas», cantaron en el concurso El Peluca y sus acólitos disfrazados de Eugenio, y ahora la copla va y viene desde Cortadura al Nuevo Mirandilla, de San Antonio al Genovés con más razón que un santo, tanto que hasta los veteranos del certamen han hecho bandera del mismo fenómeno abusivo; ahí está por ejemplo la agrupación del mítico Selu, que lleva el nombre de Apartamentos Juani Wainjaus.
Está bien que un político le preste atención a la sabiduría popular, aunque sea vecina y no propia. El alcalde de Córdoba ha puesto el oído y acaba de anunciar que adelanta la aplicación de la moratoria a los nuevos alojamientos turísticos del Centro, el Casco y el Distrito Sur a este mes, y que va a modificar el PGOU para acotar el asunto de una forma permanente. La cosa es para tomársela en serio, ciertamente: desde la pandemia este tipo de establecimientos han crecido un setenta y cinco por ciento, y la oferta de los hoteles se encuentra ya un veintinueve por ciento por debajo de la de los apartamentos, que se dice pronto. Y no será porque los profesionales no pongan empeño en afilar sus armas: ayer mismo conocimos un nuevo proyecto, el de un Ibis —¡un Ibis, como en Barajas!— en el Campo de la Verdad, que se suma a los más de veinte nuevos hoteles que Ernst & Young calcula que se abrirán en Córdoba de aquí a 2026. Esto da para un buen popurrí, nen.
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