EL NORTE DEL SUR

Los mil ojos de Las Ollerías

El mismo día que De Prada elogía a Pérez Azaústre, autor de un poemario sobre la avenida, el Ayuntamiento anuncia una remodelación

Juan Manuel de Prada: «En el auténtico escritor, su estilo es segregación de lo que él es»

Coches en la avenida de Las Ollerías VALERIO MERINO

La poesía se ha infiltrado en la política. ¿Que no? Miren: el mismo día —el pasado jueves— que Juan Manuel de Prada decía en este periódico que entre los poetas cordobeses contemporáneos con los que se quedaba estaba Pérez Azaústre el alcalde ... anunciaba en el debate del Estado de la Ciudad el rescate del proyecto de José Antonio Nieto para lavarle la cara a Las Ollerías, avenida a la que el escritor con un libro reciente y celebrado sobre los hermanos Machado le dedicó en 2011 un poemario que le valió nada más y nada menos que el premio Loewe. «Las Ollerías es una avenida de Córdoba transformada en un espacio simbólico de la memoria: un territorio en el que es posible la reconstrucción personal a través del poema, convertido en una fortaleza del ser», resume en Google el autor cordobés que se ha dejado caer por la misma Cosmopoética que se ha traído al padre literario del Fernando Navales que conocimos en 'Las máscaras del héroe' y que ahora vuelve a sus andanzas por la capital de Francia tomada por los boches.

La otra noche en Orive, De Prada confesó citando a Aristóteles que él se dedicaba a la prosa porque, como tampoco a Cervantes, el cielo no le había concedido la gracia de brillar en la poesía, un don divino que sí que tocó a San Juan de la Cruz, al que él citó en el Cosmodiálogo como la cima de las cimas. El místico de 'Cántico espiritual' le da nombre, por cierto, a una calle discreta que va a parar, a empezar o a morir en la mismita avenida de Las Ollerías y que está a la altura de Cárcamo, pero en la acera contraria. Si la mañana es temprana y el tráfico está detenido en el semáforo uno escucha el traqueteo de las máquinas que se afanan en el ensanche de El Marrubial, que bien avanzado que va, y ahora parece que le va a llegar el turno al denso trecho urbano que hay desde La Fuensantilla a la Malmuerta, justo en la frontera de Molinos Alta que ya da paso al Centro y al Vial. Bien falta que hacía que alguien se tomara interés de verdad en Las Ollerías. Lo agradecerán el colegial del Carmen, el vecino del Colodro, la ancianita de Alonso El Sabio, de monitor del GoFit, el camarero del Chimeneón, el mendigo del soportal, el beato de San Cayetano, el tunante que tuerce donde las monjas de la calle Mayor para perderse en San Agustín.

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