Quince años de la gran riada en Córdoba: el desbordamiento del Guadalquivir y sus graves secuelas

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Una serie de circunstancias se conjugaron para provocar el desastre. Por un lado, las dos semanas anteriores llovió de forma copiosa: en ese periodo se superó en un 300% la media de precipitaciones del último cuarto de siglo. A ello hay que sumar un cauce mal cuidado, unos embalses a rebosar y unas viviendas en terreno inundable. El Guadalquivir alcanzó un caudal histórico, de unos 2.400 metros cúbicos por segundo, que sumió bajo sus aguas a muchas casas -más de 250 inmuebles se vieron afectados- sobre todo, a las ubicadas en la zona de Guadalvalle y las parcelaciones de Altea.

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El episodio se repitió ese mismo año, en diciembre. Entoces, medio millas de familias fueron desalojadas. Aún se recuerdan las imágenes de las lanchas neumáticas para ayudar a residentes de Alcolea, los que vivían en la calle de la Barca, que se anegó. Las familias afectadas fueron reubicadas en diversos espacios de manera temporal, como el pabellón de las Margaritas.

El Ayuntamiento y la Junta se encargaron del dispositivo de atención, y, en cuanto a las ayudas económicas, el Consorcio de Compensación de Seguros abonó unos 25 millones de euros. Además, llegó dinero desde el Gobierno, pero directamente al Consistorio para que este pudiera hacer frente a los gastos. No obstante, se desconoce cuántas familias pudieron recibir una prestación; algunas, incluso, acudieron a los tribunales.

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Quince años después, la situación en el valle sigue prácticamente igual. La única actuación que se llevó a cabo fue la construcción, por parte de AENA, de una escollera para evitar que el agua volviese a entrar en la pista. El procedimiento incluyó la reforestación del margen superior.

En cuanto a las viviendas irregulares, el Ayuntamiento prohibió su ocupación, pero actualmente, hay de nuevo familias residiendo en las mismas. También se habló de derribar algunas de las edificaciones, pero a día de hoy continúan en pie.

La casas que se vieron cubiertas de agua en la capital sucumbieron porque se encontraban (y encuentran) en áreas inundables, al estar construidas, incluso, en el cauce del río. En Córdoba capital existen 25,07 kilómetros de longitud en el Guadalquivir susceptibles de registrar anegaciones; se calcula que en esas zonas residen más de 2.000 personas.

Las recientes inundaciones de la Dana en Valencia han puesto en la mira de nuevo el riesgo que para las personas supone vivir cerca de cauces. La Junta de Andalucía anunció a finales del año pasado que elaborará un mapa de zonas inundables para que sus residentes sean conscientes del peligro que entrañan.