Estos son los puntos de fricción entre el Córdoba y el Ayuntamiento por el contrato del estadio

El Ayuntamiento ha gastado hasta el momento unos ochenta millones de euros en el estadio como consecuencia de los sucesivos planes de reforma. El gobierno municipal quiere que, en adelante, sea el concesionario (seamos claros, el Córdoba CF) quien tenga la responsabilidad del mantenimiento, de las reparaciones o de las obras futuras.

Para ello, se ha establecido un canon que se ciñe exclusivamente a los usos deportivos. Un informe interno de Hacienda explica que, si se permitiesen otro tipo de actividades, esa cantidad no sería de 311.000 euros al año sino mucho más dinero. El canon queda inicialmente paralizado hasta tanto se construya la nueva tribuna que es una de las madres del cordero.

El concesionario tendrá que pagar todo lo que genere el estadio de mantenimiento más y correrá a su costa el desarrollo de la nueva tribuna, que cuesta unos 14 millones de euros. Además, se han incluido entre las obligaciones el acabado exterior del fondo sur que se dejó en crudo.

El Córdoba entendió y entiende que para esa inversión sea posible hay que generar ingresos y aquí viene una parte fundamental de la polémica. El Ayuntamiento ha realizado una división de los espacios que componen registralmente el edificio. Se ha reservado un cuarenta por ciento y saca a concurso el sesenta por ciento restante. Puede parecer un porcentaje relevante pero es el porcentaje donde se podrían instalar otros usos que generarían caja para, a su vez, terminar el estadio por parte de un inversor privado. En este caso, bareiní. Las siglas clave son las siguientes: SBA. Superficie Bruta Alquilable.

El Arcángel se entrega tal y como está. El pliego no establece ningún proceso previo de control de que las instalaciones tienen problemas. Entiende que el Córdoba CF lleva años allí y, si se ha deteriorado algo, le toca solventarlo. El club no está conforme.

El Ayuntamiento de Córdoba se ha reservado el edificio de preferencia que se encuentra parcialmente ejecutado, todo el espacio que hay bajo el fondo sur que es desde donde salen los Reyes Magos y los derechos urbanísticos futuros sobre un hotel adosado al futuro cuerpo de la tribuna, que serían objeto de un concurso aparte. El concesionario se compromete a no recibir un euro de los ingresos que genere el mismo. El hotel es, hoy, un poco quimérico. Y la única alternativa viable parecía ser ocupar la estructura de preferencia. Se ha tomado la decisión contraria. Apostar por el lateral que mira al Arenal.

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El concesionario recibiría el terreno de juego y sus bandas laterales, el fondo norte, el cuerpo de preferencia y el fondo sur. Que se dividen entre el césped y las bandas, el sótano, unos tres mil metros ocupados y cuatro mil a cielo abierto en la planta cero (parcialmente ocupada por las oficinas del club) y el graderío y los espacios interiores. Suman 51.000 metros cuadrados de los 24.000 metros son espacios cerrados.

En una cesión como ésta, cada metro cuadrado que se puede ocupar es una oportunidad de negocio y lo que el Córdoba está valorando es que no se puede pedir millones a cambio de no poder sacarle jugo a una inversión. Y ahí es donde el asunto tiene un matiz político y administrativo frente al interés empresarial.

Esa es la razón por la que la primera reacción del consejero delegado del Córdoba CF ha sido la de anunciar que, en estas condiciones, prefiere un alquiler por día de partido. Que obligaría, por cierto, al Ayuntamiento de Córdoba a asumir la totalidad de los gastos que genera el estadio, mantenimiento de césped incluido. Es la alternativa que da más yuyu en Capitulares. Que el Córdoba CF se busque una sede social alternativa y vaya al Arcángel las fiestas de guardar.

Dos cuestiones a tener en cuenta. El pliego de condiciones no ha establecido un régimen de usos. Supuestamente se trata exclusivamente de elementos deportivos pero en el Ayuntamiento saben de sobra que hay que permitir un 25% de funciones coadyuvantes: un gimnasio, bares, tiendas. Cosas por las que el concesionario podría cobrar un alquiler a terceros. El pliego, en eso, es abierto. Basta con que el Córdoba comunique al Ayuntamiento qué quiere hacer y que éste no ejerza su derecho de veto. La cuestión es dónde se pueden emplazar esos usos lucrativos.

Y existe un elemento más. El Córdoba CF no puede realizar un uso exclusivo de las instalaciones. Tiene que cederlo al Ayuntamiento siete días al año, que es lo que se le pide a todas las conciones. Además, debe permitir el uso a cualquier club que quiera jugar en el Arcángel. Y, teniendo en cuenta la inversión que se piden, no parecen muy dispuestos.