SALUD
Los problemas para cubrir plazas sanitarias rurales se acentúan en Córdoba
Las nueve zonas de difícil cobertura que existen en la provincia siguen arrastrando déficit de profesionales
Huelga de médicos en Palma del Río | Vacantes que no despiertan interés
Córdoba
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Iniciar sesiónLo bueno que tienen los madrugones de cada día es la vista de la fortaleza de Zuheros de camino a su puesto de trabajo en una aldea de Priego. M. tiene 48 años y se especializó en Medicina de Familia por ... pura vocación y porque la cosa la llevaba en la sangre: su abuelo fue médico de pueblo en Linares y su padre, que era el primogénito de cinco hermanos, se decantó al principio por la cirugía, pero luego, cuando la madurez le sucedió a la juventud, volvió al redil de la familia. Así que se jubiló como uno de los doctores de Primaria de Posadas de toda la vida.
«Hombre, hay gente que dice que el médico de verdad, el que conoce a la gente y el que la cura no solo con un tratamiento o con un antibiótico sino con una sonrisa o con un gesto de cariño, es el más cercano, y en sitios perdidos de la mano de Dios como en el que yo trabajo, y en el que no hacen falta los apellidos para localizar a nadie, eso es así», explica la facultativa, con tres hijos y con un marido informático que trabaja desde casa.
«Todo eso facilita las cosas, porque hay que estar pendientes de los mellizos, y yo tengo que salir de Córdoba a las siete menos algo de la mañana para estar en la consulta a tiempo: hemos echado cuentas y nos compensa más que yo vaya y venga», resume esta profesional del Servicio Andaluz de Salud (SAS). «Hay ciertas ventajas, algo en el sueldo, algo en el cómputo de la antigüedad y de los puntos que acumulas, pero si estás en aldeítas como en las que estoy yo es por vocación, qué quieres que te diga», se extiende la doctora.
Tradición familiar
El pequeño núcleo de población en el que M. se gana la vida y en el que sigue la tradición familiar está catalogado por la Consejería de Salud y Consumo con una zona de difícil cobertura, esto es, enclaves cuyo acceso requieren de un esfuerzo extra para los profesionales que se emplean en ellos, y no solo porque les cueste más llegar a la consulta cada mañana, sino porque la derivación de enfermos a un centro hospitalario especializado es más laborioso.
Por poner un ejemplo gráfico: si un médico de Atención Primaria de La Fuensanta detecta en su despacho que un paciente necesita un ingreso urgente le basta con mandarlo al Reina Sofía en una ambulancia, y éste se hallará en la puerta de acceso en veinte minutos si la operación y el tráfico son fluidas.
Huelga de médicos en Palma del Río | Vacantes que no despiertan interés
J. PinoLos facultativos que protestan desde el día 20 de enero por la falta de profesionales amenazan con renunciar a sus plazas, mientras Salud advierte que los puestos que viene ofreciendo no se cubren
En la provincia de Córdoba existen nueve áreas de difícil cobertura, de acuerdo al mapa de las mismas aprobado por la Junta de 2019: se trata de las Zonas Básicas de Salud —que son las divisiones territoriales que luego agrupan los distritos— de Baena, Bujalance, Cabra, Castro del Río, Peñarroya, Priego de Córdoba, Rute, Villanueva de Córdoba y Palma del Río, que tiene esta catalogación desde 2018, y donde la Administración autonómica está teniendo ahora los problemas más sonoros para cubrir vacantes —o lo que es lo mismo, por más que el SAS oferta en ese enclave puestos laborales de larga duración no hay apenas profesionales a los que les interesen—.
¿Y con qué criterios decide la Administración autonómica dónde está una zona de difícil cobertura? De acuerdo a la información facilitada por el SAS a ABC, para que un territorio dado entre en esta catalogación es preciso que «el número de solicitudes existentes en la bolsa temporal de empleo de una especialidad, ponderada respecto al número de profesionales efectivos en plantilla, alcance un coeficiente insuficiente para su cobertura».
Número de solicitudes
«Asimismo, tendrán dicha consideración aquellas plazas que no haya sido posible cubrir a través de los procedimientos ordinarios. Igualmente, se consideran zonas de difícil cobertura las áreas básicas de salud donde del número de solicitudes inscritas en la bolsa temporal de empleo, ponderadas respecto al número de profesionales efectivos en plantilla, presente un escenario de coberturas insuficiente», se extiende el Servicio Andaluz de Salud.
¿Y qué hace la Junta para tratar de cubrir estas plazas? «Los incentivos para los profesionales que ocupan estos puestos se producen en distintos ámbitos: acceso a la formación continuada, reconocimiento, desarrollo profesional y mejoras retributivas asociadas al complemento de carrera profesional o mejoras en los procesos de movilidad voluntaria y selección de personal, así como en la investigación. Igualmente, la posibilidad de prolongar el servicio activo a modo parcial, si así se solicitase», manifiestan las fuentes de la Consejería consultadas.
«De hecho, gracias a la entrada en vigor de la resolución que modificó el Plan de Ordenación de Recursos Humanos para prolongar la edad de jubilación de forma voluntaria hasta los 70 años para facultativos especialistas de área y médicos de familia de Atención Primaria, tenemos actualmente más de 1.000 profesionales trabajando en el sistema por encima de 65 años», si bien no existen datos específicos de la provincia de Córdoba.
Virginia González Blanco, de 39 años, es natural de Villafranca de Córdoba, a 20 kilómetros de la capital. Desde hace dos años trabaja en el centro de salud de Bujalance, tipificado por el SAS como de difícil cobertura. Formada en la Universidad de Córdoba (UCO) e hizo su residencia en el centro de salud de La Fuensanta.
«Fueron los años de la anterior crisis y no había mucho trabajo en Córdoba, y me fui a Puertollano, y de ahí pasé al Distrito Sanitario Córdoba, y luego al Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias (DCCU) de Montoro, donde he estado unos dos años, y desde abril de 2021 estoy en Bujalance como médico de Atención Primaria», destaca la galena.
«He nacido y vivido muchos años en un pueblo, y me gusta trabajar en ellos»
Virginia González
Médico en Bujalance
«He nacido y vivido muchos años de mi vida en un pueblo, y me gusta trabajar en ellos porque es un trato muy cercano con los pacientes», se explica Virginia. «Considero que mi destino es un privilegio, porque atiendes a la comunidad, pero el problema de la escasez de personal facultativo es aquí, en las zonas rurales, es más acentuado, y además no se cubren los salientes de guardia, por ejemplo», reflexiona. «Si hay una urgencia, pongamos un accidente de tráfico, tienes que dejar la consulta para atenderlo».
Daniel Marchal Domínguez, de 53 años, es otro sanitario que está donde está por pura vocación. En Palma del Río, sin ir más lejos. «Soy médico de Familia y me formé en Osuna: luego me saqué mi plaza por oposición en la zona básica de Palma del Río», informa el hombre. «Las patologías en una zona de difícil cobertura son las mismas que en cualquier sitio, pero la situación te obliga a ser más resolutivo, porque no tenemos un hospital al lado y porque es más difícil convencer a un médico para que se vanga a trabajar aquí, máxime cuando no hay incentivos específicos que los motiven», se expresa.
«La solución serían pluses que cubrieran el gasto y el tiempo en desplazamiento»
Daniel Marchal
Medico en Palma del Río
«No es lo mismo trabajar en un centro de salud donde todos los días hay diez médicos en su consulta que uno como el de Palma del Río donde hay un déficit crónico de cinco compañeros a diario: ese trabajo se va repartiendo el resto del personal. La solución serían pluses que cubrieran el gasto y el tiempo de desplazamiento como poco», defiende Daniel.
¿Y cómo se podría solucionar este problema? «El Distrito [Córdoba-Guadalquivir, en el que se integra Palma] podría jugar con los dispositivos de apoyo, que son médicos de Familia agregadas al Distritos pero sin una asignación concreta, y no está haciendo. Y la Junta podría ofrecer incentivos para que a los médicos les interese coger plaza en estas zonas», se extiende este palmeño de adopción.
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