CÓRDOBA ENTRE LÍNEAS
Paula Moreno Casado: «El tratamiento del cáncer no funciona sin la Atención Primaria»
Con experiencias previas en la Cruz Roja y en Quirón, es la responsable de una investigación pionera del Reina Sofía y el Imibic en coordinación con Canadá y Austria para mejorar la conservación de los pulmones que se van a trasplantar
Fernando Alberca: «Al ser humano no le importa ya ser esclavo»
Córdoba
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn Toronto saben que el Hospital Reina Sofía de Córdoba existe, y el mérito es en gran parte de la doctora Moreno Casado. La cirujana torácica nacida en la ciudad en 1980 es la responsable de un proyecto de del ... Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic) que, en coordinación con un hospital canadiense y otro de Austria, desarrolla una nevera para la conservación de los pulmones donados para un trasplante a diez grados, cuando lo habitual hasta ahora era que la temperatura estuviera situada en cero. Esta colaboración con centros sanitarios de fuera de España tiene mucho que ver con el carácter de Moreno, que forjó en un época de estudiante.
El Hospital Reina Sofía bate su récord de trasplantes con 278 el pasado año 2023
Baltasar LópezLa Organización Nacional de Trasplantes contabiliza 17 más que en 2022, y destaca el avance en los injertos pulmonar y hepático
«Provengo de una familia de sanitarios, de enfermeros, aunque mi padre era farmacéutico: él no quería que hiciera Farmacia porque decía que al final era dedicarse a vender medicamentos, y prefería que me dedicara a la Medicina», señala. Estudiante aplicada, sacó nota para estudiar en Córdoba, «pero mis padres preferían que hiciera la carrera fuera, en Pamplona, donde además ellos tenían amistades: querían que tuviera la experiencia de vivir fuera, sola, de madurar lejos de casa», añade.
En Cuarto de carrera hizo las primeras prácticas en Cirugía Torácica en el Hospital de Navarra, el servicio que atiende las heridas por asta de toro en los Sanfermines. Luego sacó su plaza en Córdoba, donde se integró en la unidad de trasplante de pulmón del Reina Sofía que dirige Ángel Salvatierra.
-¿Es bueno salir de Córdoba para estudiar?
-Si nos quedamos siempre en el mismo sitio te pierdes muchas experiencias. No sé cómo me hubiera ido si me hubiera quedado aquí. Lo que sí sé es que en Navarra mi única distracción era estudiar, lo que me ayudó a sacar muy buen número en el MIR. Y durante la etapa de la especialidad también es bueno visitar otros servicios de fuera, para aprender técnicas o procedimientos que no tenemos aquí. Yo, por ejemplo, me fui a Viena de R4, a un servicio que es de los más grandes de Europa, y a mí me vino muy bien, y además luego sentó las bases para hacer un programa de intercambio con ellos: se han ido intensivistas y otros compañeros de Córdoba.
-Llama la atención que alguien como usted, que se dedica profesionalmente a los trasplantes, siga hablando de ellos como algo sorprendente o milagroso.
-Es que lo son. Es una sensación que sólo se experimenta de verdad en el quirófano: cómo un órgano inerte, que llega preservado en hielo, lo metes en el cuerpo, vuelve a funcionar y el paciente recupera la vida. Es algo que te ilusiona.
-¿Cuál es el mensaje más conmovedor que recuerda que le haya transmitido una persona trasplantada?
-Los mensajes tienen que ver con el agradecimiento a los que nos dedicamos a hacerlos, que a ellos les permite seguir viviendo. A los pacientes les cambia todo: ya no dependen del oxígeno para todo, pueden volver a tener una vida social. Están agradecidos en vida, a nosotros y a los donantes, sin los que nada sería posible. Las cifras de trasplantes en Andalucía el pasado año han sido muy buenas.
-Más de mil por primera vez en un solo año.
-Sí, más de mil. Gracias a eso quitamos lista de espera, reducimos la mortalidad y devolvemos vidas dignas.
-Los trasplantes son una combinación de la técnica y de algo que tiene que ver con la espiritualidad, ¿no cree?
-Sí. Porque además la población está muy concienciada de que cuando un familiar fallece se puede seguir dando vida. Es muy gratificante que de un solo donante se puedan beneficiar seis o siete pacientes.
-El Hospital Reina Sofía sigue estando a la vanguardia de la actividad trasplantadora en Andalucía.
-Sí. Nosotros hicimos el año pasado ochenta trasplantes de pulmón, un 43 por ciento más que el anterior, y fuimos el segundo centro de España. La subida ha sido espectacular, nos sentimos orgullosos y todo hay que agradecerlo a las personas que participan en esta cadena. El esfuerzo ha merecido la pena.
-Si importante es el engranaje del sistema también lo es la investigación, de la que usted participa en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic).
-Sí. Como desde que era residente me he especializado en la investigación de los trasplantes, hemos desarrollado dos proyectos: uno es la preservación pulmonar ex vivo, que consiste en una máquina que mantiene los órganos que extraemos de los donantes cuando tenemos dudas si son válidos o no para un trasplante; esa máquina simula el entorno clínico de un paciente, de forma que al pulmón le entra sangre y aire, con lo que podemos hacer una evaluación y una recuperación para que vaya con garantía al receptor. Además, hemos empezado otro proyecto más reciente para preservar el órgano a diez grados en vez de en hielo, como se hace habitualmente. La Coordinación Autonómica de Trasplantes compró la nevera para preservar los pulmones a esa temperatura, que es más idónea que la se conseguía con el hielo, unos cero grados. En este proyecto estamos colaborando con los principales hospitales del mundo que lo están poniendo en marcha, en Madrid, Viena y Toronto. La experiencia que estamos teniendo es muy buena.
-Hay una sanidad que luce, la de los trasplantes, y otra que parece que siempre se encuentra convulsa, en conflicto. Hablo de las quejas por las listas de espera, por la falta de personal y por las condiciones de trabajo.
-La sanidad necesita muchos recursos. Yo no me dedico a la gestión y no sabría decir cuál sería la mejor forma de arreglar los problemas. Nosotros tenemos carencias en nuestro nivel, y en otros niveles también las hay, como en Atención Primaria por ejemplo, que es donde hay más demanda y menos recursos. Si no funciona la Primaria nosotros tampoco funcionamos. Cito el caso del cáncer de pulmón, que está en nuestro día a día: desde que al paciente lo ve el médico de cabecera hasta que llega aquí hay unos plazos, y cuanto más tarde lo vea su médico de Primaria más tarde se va a diagnosticar la enfermedad. Si el paciente llega con un cáncer avanzado no podemos operarlo. Los gestores sanitarios tienen que comprender que es más económico operar a un paciente con cáncer en una fase inicial que emplear luego tratamientos quimioterápicos en etapas más avanzadas, que además no tienen los mismos resultados.
-A veces da la impresión de que la gestión sanitaria es un problema irresoluble: por mucho dinero que se invierta y muchos avances que se consigan queda gente insatisfecha.
-A ver. Nos pueden abrir hospitales comarcales, que son de segundo nivel y que no disponen de la misma cartera de servicios que nosotros. Ellos pueden ver a muchos pacientes, pero nosotros tenemos seis sesiones de quirófano a la semana y, si nos derivan no a seis sino a doce pacientes, pues no podemos darles salida. Conforme se van haciendo avances en el diagnóstico de imagen nos llegan casos que antes no veíamos; se diagnostica más que antes. Y las plantillas… La anestesia, por ejemplo, hay tantas cosas que necesitan una anestesia, que quién dice cuál es el número necesario de anestesistas.
-Ha hablado de la gestión. La directora-gerente hasta ahora del Hospital, Valle García, se ha hecho cargo del máximo puesto directivo del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
-Cuando llegué aquí de residente ella era especialista de Digestivo, así que he visto toda su carrera, y es digna de admirar. Previamente, Marina Álvarez fue consejera. Se ve que en Sevilla gusta la Gerencia del Reina Sofía.
-El cáncer de pulmón. El tabaco. La gente sigue fumando.
-El tabaco es el responsable del noventa por ciento de los casos. Tenemos que ver qué pasa con los vapeadores: por el momento sabemos que es tóxico pero que no desarrolla cáncer. A lo mejor haciendo una campaña como las de las donaciones de órganos o de los accidentes de tráfico la gente se concienciaría más de que no se puede fumar.
-Pero sí se hacen campañas contra el tabaco.
-Ya. Pero no funcionan como las otras. Parece que la gente no es consciente de lo malo que es. Con un paciente de cáncer causado por el tabaco nos centramos no en reñirle por haber fumado, porque eso ya no tiene arreglo, si no que tratamos de empatizar con él para ofrecerle las mejores opciones de tratamiento que haya, y de generar un actitud positiva. Tampoco es sorprendente que gente que se haya operado de un cáncer de vejiga por el tabaco siga fumando después y desarrolle otro de pulmón. Pero vamos a ver... Te dicen que es que no pueden evitarlo.
-¿El cáncer sigue siendo una palabra tabú?
-Sí. La gente viene diciendo a la consulta que tiene una mancha en el pulmón. Nadie dice cáncer. Nosotros empezamos diciendo que no es una mancha, sino un tumor, que es una palabra que se asume mejor. Hay pacientes que ni siquiera quieren que le digas qué les pasa, y se lo comunicamos a la familia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete