Nuevas certezas y viejas dudas sobre la Córdoba romana republicana

El avance arqueológico de las últimas décadas ha permitido sin embargo que poco a poco se conozca más de aquella ciudad que, pese a ser más pequeña y modesta que la posterior Corduba imperial, llegó ya a ser capital de la Hispania Ulterior y puso los cimientos de todos los periodos dorados que luego habrían de venir.

El testimonio de la vitalidad de esa etapa en el territorio cordobés no está solo en Córdoba, sino que se extiende a la provincia con hallazgos como el templo romano republicano de la ciudad de Ategua, anunciado esta misma semana. Otros hechos, como el centenario el próximo año de la aparición del valioso Tesoro de los Almadenes en Alcaracejos, en Los Pedroches, también servirán para poner el foco en esa Corduba republicana que no deja de ser aún hoy, y pese a los nuevos hallazgos, una gran desconocida con muchos misterios por resolver.

Lo que se sabía a comienzos del siglo XXI sobre la ciudad en este periodo lo compendió en 2005 el catedrático Desiderio Vaquerizo en su obra 'Arquitectura de la Córdoba republicana', consulta aún hoy obligada para cualquiera que quiera profundizar en el periodo. Las casi dos décadas pasadas desde entonces han supuesto nuevos avances arqueológicos en el conocimiento de esta etapa, que han sido estudiados con cierta profundidad de forma más reciente por los profesores de la UCO Manuel D. Ruiz y Manuel Rubio en su artículo 'Nuevos avances en el conocimiento arqueológico de la Córdoba republicana'.

Pese a ser un texto breve y sin mayores ambiciones que las de recapitular lo ocurrido en lo que va de siglo XXI, sí hace un repaso conciso pero útil del estado de la cuestión en aspectos tan importantes como la fundación de la ciudad, su fisonomía urbana, la arquitectura de sus viviendas o 'domus', las conducciones de agua y de residuos o la evolución de su entramado viario. Lo que se observa al leerlo es que la ciencia va logrando poco a poco pequeños avances, y eso a pesar de las restricciones que observan los especialistas en la normativa arqueológica o de la dificultad de excavar en solares que suelen ser de muy pequeña dimensión, lo que deja hallazgos a menudo «inconexos», como explican los profesores Ruiz y Rubio.

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Sobre la fundación de la ciudad, se mantiene hoy la hipótesis de que tras la llegada de los romanos a la península en el año 218 a. C., y más en concreto tras la batalla de Ilipa del año 206 a. C., se crease un campamento militar romano al Nordeste del asentamiento indígena prerromano del Parque Cruz Conde, aunque aún hoy no existe testimonio alguno de ese primer asentamiento de usos militares. «Este campamento —según los profesores— sería el germen de la Corduba republicana, cuya fundación formal fue realizada por el general Marco Claudio Marcelo en 169-168 o en 152-151 a.C., siendo la primera opción la predilecta para distintos especialistas».

En cuanto al conocimiento de la evolución del trazado urbano, sí se ha visto afectada por los nuevos hallazgos. Por ejemplo, en lo que se refiere a la estructura defensiva lo hoy sabido es que la Corduba republicana estuvo rodeada desde mediados del siglo II a.C. por un potente recinto amurallado de unos 2.650 metros de perímetro, compuesto por dos paramentos paralelos (muro exterior e interior) separados entre sí por un terraplén de unos seis metros de anchura media que funcionó como 'camino de ronda'.

Según explican los especialistas, a lo largo del presente siglo los nuevos tramos de muralla descubiertos «se han concentrado eminentemente en el lado septentrional, así como en el oriental, que confirman las características ya descritas». Por el contrario, añaden, sigue sin poder determinarse con precisión el recorrido del lienzo Sur de la muralla republicana. Es decir, el más cercano al río y que luego se vio afectado por la ampliación del periodo imperial, que llevaría los límites de la ciudad a apenas unos metros del Guadalquivir.

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La evolución del trazado viario en el interior de este primer perímetro amurallado también arroja hoy numerosas incógnitas. Por una parte, se sabe que la ciudad se organizó desde sus inicios en torno al cardo y el decúmano, creando manzanas al estilo tan característico romano y con el primer foro de la ciudad en la confluencia del cardo y el decúmano pricipal, en el entorno actual de Cruz Conde. Según los profesores Ruiz y Rubio, en un inicio, debieron tener estas calles una superficie terriza y carecieron de un sistema integral de cloacas hasta el periodo imperial.

La dificultad en este caso viene de la evolución de estas calles originales, ya que la aparición de nuevos yacimientos demuestra que se fueron produciendo cambios. Se sospecha por ejemplo que Corduba tuvo en su trazado dos decúmanos mayores, de tal modo que los restos evidencian que algunas manzanas estuvieron cruzadas por otras vías creando un trazado más irregular en lo geométrico.

Otro aspecto estudiado en estos años han sido las casas romanas republicanas, que coexistieron con espacios artesanales y edificios públicos como el propio foro, los templos o las termas. Lo que se sabe hoy de esas 'domus' es que comenzaron siendo edificios modestos, pero que desde el siglo II a.C. y hasta el periodo imperial fueron enriqueciéndose en cuestiones como el pavimento con 'opus signinun' o las techumbres ya dotadas de tejas o 'tegulae'.

Aunque está documentado de forma bibliográfica que existieron casas de gran lujo en la ciudad, no hay muchos testimonios de viviendas de este periodo y las que han aparecido, según explican los profesores, tienen un carácter por lo general inconexo.

Los especialistas llegan finalmente a la conclusión de que «las últimas intervenciones arqueológicas han permitido mejorar nuestro nivel de información sobre diferentes ámbitos como son el lienzo oriental de la muralla, arquitectura doméstica o el sistema de conducciones de evacuación de residuos líquidos».

Igualmente, durante el siglo XXI se han podido corregir cronologías previas y, especialmente, «identificar dinámicas que se presuponían, pero de las que no había evidencias arqueológicas hasta la fecha», como es el caso de la existencia de estructuras domésticas suburbanas o el hallazgo del primer establecimiento termal de época republicana.

No obstante, los profesores reconocen que la acción arqueológica «ha generado nuevos interrogantes sobre la evolución del sector situado al suroeste de la ciudad republicana o la cronología de determinadas calles».

En última instancia, reconocen que «no se ha logrado avanzar en cuestiones que permanecen abiertas desde hace años» como la fisonomía del campamento romano anterior a la fundación de la ciudad republicana, el recorrido de la muralla sur, las evidencias del asedio de Julio César a la ciudad o el proceso de ampliación de la urbe republicana hacia el río». Viejas dudas que quedan sobre esa Córdoba republicana escondida aún bajo nuestras casas y calles.