La multitudinaria romería de Bajada de la Virgen de Araceli abre la puerta de las fiestas patronales de Lucena

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Cumpliendo el ritual, a las tres de la tarde, el estruendo de las salvas de los cohetes anunciaba que la Virgen estaba a punto de salir a hombros de su cuadrilla.

Desde ese momento, el fervor guiaba los pasos de los santeros, que este domingo mandaba Raúl Pineda.

Por el camino de la sierra se sucedían los cantos y los fandangos de Lucena. Una multitud antecedía el paso de la Virgen, rodeando su trono para protegerla, para sentir su protección. En el cruce de caminos, los santeros cedían a la Virgen a los devotos para que fuesen también protagonistas de la romería de Bajada, avivando el ritmo hasta llegar a la Primera Cruz, donde sonaba la Salve.

Poco más tarde, la cuadrilla de santeros retomaba su sitio bajo el templete romero de plata que cobija a María Santísima para llevarla ya hasta la Puerta de la Mina, donde a las siete, la corporación recibía a la Patrona de Lucena. En ese punto, la corte del pasado año ofrecía el relevo a la actual, simbolizando el gesto en la entrega de un ramo de flores.

Este año María Eugenia Jiménez Ramírez es la Aracelitana Mayor, acompañada por las jóvenes, Lourdes María Crespillo Burgos, Ana Doblas Beato, Olga Egea Cuenca, María Isabel Jiménez Bermúdez, Marta López Arroyo y María Ranchal Doblas.

Luego, el paseo por las calles de Lucena, cuajadas de gente. Mágico el paso del trono romero por la calle Maquedano, donde la Virgen tiene su casa y museo, donde María Santísima parece flotar entre el gentío y miles de pétalos caen sobre su trono, entre fandangos de Lucena y cánticos aracelitanos de los corros de romeros.

La escena se repetía por el resto del recorrido, mientras la Virgen se acercaba a San Pedro Mártir, donde este año culminaba la Bajada, junto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, con motivo del 425 aniversario Fundacional de su Archicofradía.

Con la patrona de Lucena junto al Señor de Lucena, el canto de la salve y el himno llenaban el templo y cerraban el primer acto de las Fiestas. La Virgen de Araceli ya está en Lucena y la ciudad se prepara para unos días que tienen el sabor de una devoción que suma ya más de cuatro siglo y medio y que cada tercer domingo de abril revive con la primavera.