Muertes por calor extremo en Córdoba: la provincia registra 125 en los cinco últimos veranos

El sistema de vigilancia MoMo del Instituto Carlos III, dependiente de Sanidad, recoge que, desde 2021 y en los periodo comprendidos entre el 15 de mayo y el 30 de septiembre, se han contabilizado en la provincia cordobesa 125 muertes atribuibles a la subida del mercurio.

Este programa estatal, creado para monitorizar los excesos de mortalidad en España que puedan causas olas de calor, períodos de frío o epidemias, no detalla las causas, pero se sabe que esta mortalidad no viene causada principalmente por golpes de calor. Así, las muertes que el MoMo justifica con el calor se deben, en la mayoría casos, a una descompensación metabólica, normalmente de las personas de más edad, que puede generar insuficiencia renal, cardíaca, respiratoria o un fallo multiorgánico.

El verano más letal fue el de 2022, con 66 fallecimientos; en el de 2023 se contabilizaron 32; 22 en 2021; tan solo cuatro en 2024 y uno en lo que llevamos de 2025, según el informe de Salud.

Pese a registrar más muertes, el de 2022 no fue el periodo estival con más olas de calor en Córdoba: según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), tan sólo se registraron dos: del 11 al 15 de junio, y del 11 al 17 de julio, con temperaturas extremas (43-44 °C en Córdoba y Montoro).

Por contra, 2024, con el número más bajo de fallecimientos desencadenados por las altas temperaturas, fue el que tuvo más periodos sostenidos de calor elevado de los últimos cinco años: nada menos que cuatro, dos en julio y otras tantas en agosto.

El preludio del verano 2025 ha destacado por registros por encima de los 40 grados. En concreto, el primer pico de calor llegó a finales de mayo con aviso amarillo. Y desde el pasado domingo, 15 de junio, las alertas meteorológicas se han sucedido casi de manera ininterrumpida. El día que falleció la primera víctima del calor de este verano, la Aemet tenía activado el nivel naranja por temperaturas extremas.

De hecho, en los últimos siete días las máximas han superado (salvo el 18 de junio) los 40 grados (datos del observatorio del Aeropuerto cordobés). En cuanto a las mínimas, han rozado o superado los 20 grados todos los días, llegando a 24,4 grados el pasado viernes 20.

En concreto, Córdoba ha estado toda la semana, con la excepción del miércoles, a la cabeza en temperaturas más altas de toda España. Los 41,1 de lunes fueron la tercera máxima nacional, los 42,1 del martes se quedaron en la séptima del país y los 41,7 del jueves fueron la octava del Estado.

La Consejería de Salud advierte a la ciudadanía sobre los peligros del golpe de calor, un trastorno grave que ocurre cuando el organismo pierde la capacidad de autorregular su temperatura. Esta alteración en el sistema de termorregulación puede provocar un aumento de la temperatura corporal superior a los 41 grados, lo que representa una amenaza para la vida.

Los grupos con mayor riesgo ante este tipo de episodios son los lactantes, las personas mayores, quienes padecen enfermedades crónicas, personas con discapacidad, deportistas y trabajadores que desarrollan su labor bajo el sol o en ambientes calurosos.

Entre las patologías a las que hay que prestar mayor atención cuando se eleva la temperatura, destacan las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y mentales; también están en una situación más comprometidas las personas con afecciones crónicas, como diabetes mellitus u obesidad mórbida; y aquellas con ciertos tratamientos médicos (diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y tranquilizantes).

Pero los factores de riesgo no son solo los relacionados con la salud: también existen otros sociales, ambientales o laborales a tener en cuenta, según advierten las autoridades sanitarias, como unas condiciones económicas desfavorables, la contaminación ambiental o un ambiente muy urbanizado.

Cuantas más variables se den, mayor vulnerabilidad. Según los datos, la edad es el principal factor de riesgo, ya que el mayor número de muertes achacables al calor se da en mayores de 65 años y, especialmente, de 75; también las situaciones de pobreza, que impiden asegurar viviendas bien aclimatadas.

Entre los signos de alarma que deben vigilarse se encuentran la fiebre elevada, la deshidratación y los cambios en el estado de conciencia. Las autoridades sanitarias subrayan que actuar con rapidez ante estos síntomas es fundamental para evitar consecuencias graves.

Como medidas de prevención, se aconseja evitar el ejercicio físico en las horas de mayor calor, permanecer en espacios frescos y con sombra, y asegurarse de una hidratación adecuada.

Si se sospecha un caso de golpe de calor, es imprescindible contactar con los servicios médicos sin demora. Mientras llega la ayuda, es importante trasladar a la persona a un entorno fresco y comenzar a enfriar su cuerpo con aire, duchas frías, baños o ropa humedecida.