EL NORTE DEL SUR

La militancia borriquera

Una mujer en un pasillo de la Ciudad de la Justicia VALERIO MERINO

Rafael Aguilar

Resulta que Juan Manuel de Prada fue en potencia un acólito de la militancia borriquera que defiende a capa y espada Pascual Rovira. El caballero de Rute, como lo definió nada más y nada menos que 'The Wall Street Journal', ... le organizó a Camilo José Cela un homenaje místico escatológico cuando falleció, y en los preparativos le pidió a su viuda una relación de los amigos a los que ella pensara que quizás les gustaría asistir. Entre ellos estaba el autor de 'Las máscaras del héroe', con quien Rovira, eso me dijo ayer, trató de contactar para invitarlo. Pero no vino, por lo que fuera. Algo le quedó de aquello, con todo, a De Prada, como comprobará cualquiera que tenga la feliz idea de comprarse la primera entrega de la monumental 'Mil ojos esconde la noche', porque en uno de los capítulos iniciales, cuando Fernando Navales ya ha recibido su encargo y empieza a quedarse a gusto con Picasso y Ruanito, cuela en un diálogo a la Burrera, que resulta ser la mujer talludita del embajador de España en el París al que en nada van a llegar los nazis rubios y apolíneos.

«—¿La Burrera? ¿Y eso por qué? ¿Se arrima a los más burros o pone burros a los que se arriman?», pregunta Navales.

La realidad es que la señora pertenece a una familia que posee un apostadero de caballerizas en Bilbao.

Dice el director de la reserva de asnos del Sur de a provincia de Córdoba que los mulos tienen un punto de discernimiento, que por eso Cervantes montó en uno a Sancho Panza para que bajara de las nubes a Don Quijote, y que saben meterse en debates y en profundidades que a veces hacen imposibles la cerrazón banderiza y atrincherada de los humanos. El tema de la Ley de Violencia de Género, por ejemplo. Aquí cualquiera que se atreva a ser crítico con ella se arriesga al rebuzno del de enfrente. Esta sociedad tan avanzada ha convertido las conquistas sociales en dogmas que nadie puede no ya cuestionar sino simplemente ponerle o quitarle una coma. La decana de los procuradores de Córdoba ha dado su punto de vista sobre los abusos de la norma y le ha caído lo más grande. La metralla del argumentario se ha ensañado con ella. Hay especies primarias que tienen asumido el derecho a la discrepancia.

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