Mirar y ver
Cosmopoética: 20 años de poesía
Es la expresión literaria por excelencia, porque encierra el don privilegiado de la palabra y posee su poder
Emigrar o quedarse
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Iniciar sesiónEl hombre de negro con bombín y paraguas se pasea de nuevo por Córdoba. Sí, lleva bombín, el de Magritte escondido tras su verde manzana, y paraguas a pesar de que ni los deseos ni las plegarias traen aguas. Lo que sí llueven son versos ... , colgados de balcones como las cítaras de los árboles de Antonio Gala, suspensos en el aire o escuchados en silencio en salas que solo hablan de poesía, «expectantes palabras, /fabulosas en sí, /promesas de sentidos posibles, /airosas, /aéreas,/ aireadas», dice la voz de cien años de Ida Vitale, con la que se abrió Cosmopoética.
Cumplir años no es castigo, es solo vivir y el prestigioso festival cumple veinte. Se escucha la voz de leyenda de Gardel: «sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra. Vivir». Pero son muchos para un evento cultural, que ha sabido mantenerse -será contagio de la eterna poesía- y mejorar siempre, como los buenos vinos y las personas sabias.
No es fácil y quienes lo han logrado para Córdoba merecen reconocimiento y gratitud. No solo se cumplen veinte años, sino «todo lo que quisimos», lema de este año, inspirado en los versos cálidos y nostálgicos de nuestro Vicente Núñez: «Todo lo que te quise/desde un rincón del tiempo/sombras son de una rara/tarde que arrasa un vértigo».
Le Clézio, premio Nobel de Literatura y presente en esta edición de Cosmopoética, expresó la poca presencia de la poesía en el cambiante mundo contemporáneo. Sin embargo, un mundo sin poesía es, como dice Sabina, «un éxodo de oscuras golondrinas».
La poesía es la expresión literaria por excelencia, porque encierra el don privilegiado de la palabra y posee su poder, el de nombrar, de expresar lo íntimo y lo externo, el yo y la realidad, racionalidad e intimismo, lo cotidiano y lo sorprendente, lo vivido y deseado; el poder de empuñar sentimientos, de emocionar, de mirar el mundo inusualmente, de describir, clamar, enamorar y persuadir. Ella, lugar en que conviven la belleza y la experiencia, arte para «la inmensa minoría», inevitable y necesaria, inunda la ciudad cuajada de ritmos y silencios.
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