MIRAR Y VER

Carta a Curro

La población se reduce y envejece y aumentan los animales de compañía

La población de perros llega ya casi a duplicar a la de niños en Córdoba

Tres perros con sus dueñas en Córdoba VALERIO MERINO

Querido Curro:

Como siempre, me miras, alerta y atento, mientras escribo, como si de ti dependiesen mis ideas y el cómo expresarlas, o mueves la cabeza silencioso, como si opinaras. Supongo que hoy sí tendrías algo que decir, si pudieras, porque hay noticias que ... hacen reflexionar. El número de perros en la provincia de Córdoba casi duplica al de hijos. Según la precisa información de Pilar García-Baquero,en estas mismas páginas, la cifra de menores de 16 años es de 118.224 según el INE, en tanto que el Registro Andaluz de Animales de Compañía tiene censados 216.167 perros. Lo dicho, que hay noticias que nos miden y dan que pensar.

La natalidad se desploma, la población se reduce y envejece y aumentan los animales de compañía. Tal vez entre estas realidades no haya una correlación exacta, aunque sí causas hondas y comunes. No se lo hemos puesto fácil a los jóvenes. El paro, el arduo acceso al trabajo, la precariedad laboral, los problemas de conciliación, el aumento del coste de la vida, les hace difícil anclar la confianza en la seguridad de sacar adelante una familia. En muchos casos, el miedo a la responsabilidad los lleva a desear una eterna adolescencia y el falaz hedonismo intenta persuadirlos de que los hijos son una rémora y un impedimento para el disfrute, el desarrollo personal y el éxito profesional, que no encuentra el momento oportuno para tener hijos y pospone la edad de maternidad.

El individualismo que impera impone demasiados abandonos a una sociedad que envejece. Mejor un perro, para llenar vacíos y acompañar soledades. Pocas palabras hablan del valor de la familia, de la belleza de la maternidad y paternidad, de la experiencia de transmitir la vida, hacerla nacer, contemplar su milagro con agradecimiento y orgullo y acompañar, en todas las etapas y en un seguro y diario siempre, el crecer en el amor desinteresado e incondicional.

Mi buen Curro, tú sabes de esto. Aunque siendo perro no tengas nombre de tal, no seas el culto Troilo, ni el valiente Balto, ni el aventurero Milú, ni el intimidante Fang, ni el soñador Snoopy, ni te rías como Patán, ni hables como los cervantinos Cipión y Barganza, eres fiel como Argos y para ti, como para Totó perdido en Oz, «no hay mejor lugar que el hogar».

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