FERIA TAURINA DE cÓRDOBA
Manuel Román: «Busco ser el torero que Córdoba espera; no quiero defraudar a nadie»
Dos años y dos meses han bastado para que el cordobés tome la determinación de subir de escalafón en una tarde que se prevé histórica
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Víctor Molino
Córdoba
A los que piensan que su trayectoria ha sido corta como novillero, Román le contesta con rotundidad: «Hay compañeros con más años en el escalafón, pero con menos novilladas toreadas». Dice el joven toricantano que vive estos días «con muchísima ilusión y nervios», en alusión ... a «lo que me juego», explica a ABC en la misma jornada (jueves) donde tienta en la finca donde pastan las reses con el hierro de sus alternativa.
El Coso de Los Califas va a vivir el domingo un nuevo hecho histórico. Hacía años que la expectación causada por un aspirante a torero no copaba los grados de éxito que se vienen sucediendo y que se barruntan en la tierra de Manolete. El culpable es un joven de Santa Marina, también de nombre Manuel. Templado de carácter, voluntarioso de propósito y con «todas las ganas del mundo de cumplir un sueño», el todavía novillero se sincera antes del paseíllo más importante de su vida.
—¿Se cree ya que el domingo sobre las diez de la noche vaya a tener ya el carné de matador de toros?
—Uff. Lo dice y me cuesta hasta imaginarlo. Pero sí, me lo voy creyendo. (Silencio). Está siendo una semana muy intensa, de tentaderos y, tengo que ser muy sincero, estoy nervioso. Tengo una responsabilidad que me inquieta, pero que me hace muy feliz. Hay momentos en los que no asimilo que haya llegado hasta aquí, pero hay otros donde veo todo lo que ha sucedido...
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—Dice el empresario que se va a registrar un «lleno histórico».
—Soy consciente, sí. Es algo muy bonito si finalmente ocurre, porque hacía tiempo que eso no sucedía en Córdoba con un torero de aquí. Me siento muy agradecido por todo. Por cómo me trata la afición y la apuesta de la empresa.
—¿El tiempo pasa rápido o todo lo contrario antes de este día?
—Muy, muy rápido. Mucho. Se me acaba el día en apenas un rato. Por la noches me doy cuenta de la velocidad a la que va todo.
—¿Cómo recuerda ahora sus inicios?
—Lo pienso mucho últimamente. De mis primeras veces. De cuándo soñaba y quería ser torero. Iba de pequeño a la plaza de toros al Homenaje a la Mujer Cordobesa, veía esos becerros en el ruedo y, por aquel entonces, ni me imaginaba que yo me podría poner delante de un toro... Ni por asomo. Aquello me parecía inalcanzable.
—Cuando le achacan su corta trayectoria como novillero, ¿qué contesta?
—Es cierto que ha sido breve en temporalidad, algo más de dos años desde que debuté. Pero han pasado muchas cosas en ese intervalo. Hay novilleros que llevan más años pero que no suman el volumen de novilladas en las que he participado. Creo que es más importante la intensidad que la temporalidad. He pisado tres veces plazas de primera como Sevilla o Córdoba. He toreado en Nimes, Arles, plazas importantes. Me he recorrido la geografía. Creo que son muchas tardes de paseíllo y me han servido mucho.
La decisión de la alternativa
—¿Cuándo tomó la decisión de la alternativa?
—Fue a principios de año. Cuando se nos ofreció esa posibilidad. Pensamos que era el momento. Que había que aprovechar esta situación. Ahora entro en una nueva dimensión. Cambia el volumen del animal y también el escalafón. Me encuentro preparado para dar este salto.
—¿Dónde está su techo?
—El propósito es llegar a lo más alto. Sé que es mucho más complicado, pero tengo un marco, una plaza como la de Córdoba, con un cartílago. Es una oportunidad para darme a conocer en el escalafón superior. Creo que me puede ayudar a dar este empujón.
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—Torear con figuras, siempre motiva...
—Sin duda. Y más con dos con ese rango. Al maestro Juan Ortega, con el que he coincidido desde pequeño en el campo le tengo que agradecer el tremendo respeto con el que me ha tratado siempre. Y Roca Rey, qué quiere que le diga. Era mi ídolo. Yo quería ser Roca Rey. Yo empecé cuando el tomaba la alternativa. Siempre ha sido un referente.
—¿Cómo sueña ese paseíllo?
—(Ríe). Dormir duermo poco... (Vuelve a sonreír). Pero sueño con una tarde donde nos embistan los toros, que la puedan disfrutar los aficionados. Estoy acuartelado con dos maestros, me gusta ser positivo y pensar que todo saldrá bien.
Estado anímico
«Tengo que ser sincero, estoy nervioso; tengo una responsabildad que me inquieta, pero que me hace muy feliz»
Manuel Román
Novillero cordobés
—¿Qué le dicen por la calle? Usted ha arrastrado a muchos aficionados...
—La afición cordobesa ha tenido un papel fundamental en mi evolución. Le estoy tremendamente agradecido. Y mi gran reto es no defraudarla. Siempre digo una cosa, y es que no quiero decir nada, solo quiero demostrar. Busco ser el torero que Córdoba espera.
—¿Cómo le ha sentado que hayan dicho de usted que no ha querido competir con otros cordobeses?
—No lo entiendo. He toreado con los novilleros más importantes del escalafón. Nunca he dicho que no a nadie. No he vetado a nadie en mi vida. Asumo lo que me proponen. Tampoco he buscado torear con nadie. A mí me motiva torear con los mejores. Prefiero mantenerme al margen de polémicas. Cada uno debe centrarse en su trayectoria.
—¿Cómo es el traje de la alternativa?
—(Sonríe). Solo puedo decir que es de un color clásico. Y que es un regalo de mi madre, que estará acompañándome en el tendido.
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