La Graílla
Recupere usted mismo los cines de verano
Los que pedían participación debían de referirse a poner dinero, proyectar, cobrar en taquilla y hacer bocadillos
La rosa púrpura
Las primeras líneas olían a camiseta con mensaje, a pancarta, a nombres que empiezan por el prefijo 'al'. Era al principio uno de esos manifiestos de vecinos concernidos, pero había que darle una oportunidad y leer un poquito. Las asociaciones que esta misma semana pedían la vuelta de los cines de verano ... , que este año no han podido abrir por la reciente pérdida de Martín Cañuelo, lo reclamaban como si fuese el deseo que se formula cuando se ve una estrella fugaz y hasta querían el concurso del Ayuntamiento.
Por allí andaba además una plataforma que dice que la Filmoteca se debe quedar en Medina y Corella, y que de vez cuando se manifiesta con los justos para sujetar un cartel y reabrir sin quererlo ellos el debate del reparto equitativo del tiempo libre. Alguno casi podría adivinar el resto del texto, pero había sorpresa: el manifiesto pedía la participación ciudadana en el futuro de esos patios enormes de jazmín y sueños que tienen que seguir aliviando las noches cálidas de la ciudad.
Sin duda tenían que referirse a que si era necesario arremangarse para que el verano que viene abriesen otra vez Fuenseca, Olimpia, Delicias y Coliseo San Andrés, ellos lo harían, en plan «hágalo usted mismo en sencillos pasos». Lo primero puede ser buscar a gente que ponga algo para constituir una empresa que se quede con los inmuebles. En propiedad o en alquiler, que todo es posible si hay bancos que lo financien, y si se ve demasiado capitalista siempre es posible una cooperativa.
Los vecinos y los asociados podrán participar en el futuro negociando con las distribuidoras la llegada de las películas que han gustado en el invierno anterior y con esas que se estrenan en los meses estivales, y una vez que lleguen seguro que alguno quiere subir a la cabina para proyectar. A todo se puede aprender, pero más sencillo es cobrar entradas en la taquilla, como hizo Martín tantas veces, o para atender en el ambigú a quienes hacen cola en busca de cerveza y bocadillos.
Seguro que entre todos son capaces de encontrar manos para hacer tortillas de patatas y cortar queso, como las cofradías en las Cruces de mayo, y no faltarán espíritus animosos en los vecinos que se queden hasta el final de la segunda sesión, la que empieza a medianoche, para limpiar un poco lo que quede entre las sillas, barrer y recoger hasta el día siguiente.
Cuando esté todo eso podrán pinchar en los títulos de las películas, que es en lo que estarían pensando algunos, y hasta poner 'Las 13 rosas' una vez a la semana, pero siempre que las cuentas digan que no se pierde dinero y no hay que rendirse y cambiar 'La voz dormida' por la última de la saga de 'Misión imposible'.
Hasta el verano de 2022 todo eso lo hacían Martín Cañuelo o las personas a las que él pagaba y contrataba, y ahora las negociaciones para que una empresa adquiera el negocio y siga con el trabajo, sin vecinos ni proclamas, merecen más que nunca el nombre de esperanzas.
Ver comentarios