Cosmopoética
Luis Alberto de Cuenca: «Parece que los poemas de Homero están escritos para hombres. ¡Mentira!»
Entrevista
El poeta, traductor y filólogo defiende en el certamen de Córdoba la pervivencia de los textos clásicos
Córdoba
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Iniciar sesiónLo mismo traduce 'La Ilíada' desde el griego que lee cómic, género del que se confiesa un apasionado. Ha escrito versos que le han servido para ganar el Nacional de Poesía y también letras para la Orquesta Mondragón. Ha sido director de la ... Biblioteca Nacional, secretario de Estado de Cultura con Aznar e investigador del CSIC, ya jubilado. Es académico de la Historia y acaba de participar en Cosmopoética, un festival que conoce de sobra. Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) puede ser muchas cosas, pero sobre todo es un erudito de trato cercano y amable, a pesar de su gesto adusto, al que le gusta hablar de cultura en general y de libros en particular. Como para que no le gusten: en un piso de Madrid conserva unos 50.000, suficientes para diez vidas de lecturas.
—¿Qué le parece un festival como Cosmopoética en el que la poesía llena escenarios y comparten mesa poetas consagrados con jóvenes?
—Me merece la más alta opinión. Yo conocía desde el principio Cosmopoética y a la dirección del festival. Habré venido cuatro veces pero me han invitado el doble. Soy muy afecto a Cosmopoética desde el comienzo y he visto cómo evolucionaba para bien. Cada vez está más implantado en la ciudad y cada vez tiene más impacto en el resto de España.
—¿Es necesario este tipo de actividades para dar a conocer la poesía?
—Más que necesario es imprescindible. De todas formas la poesía está en un momento dulce, porque con las redes se ha difundido mucho la poesía, de forma progresiva. Es cierto que quienes escriben no son tan poetas, sino parapoetas. Pero es bueno que haya mucha gente que escriba porque así seguiremos siendo una potencia en la edición poética.
«La gente ha dejado de ver la poesía como un tostón»
Luis Alberto de Cuenca
Poeta
—¿Las redes sociales y las nuevas tecbnologías han colaborado a difundir la poesía?
—Y la sensibilidad de la gente, que ha pasado de ver la poesía como un tostón y denostarla a tener una cierta afición a la misma, a leerla e incluso a escribirla, aunque sea de manera torpe. Quien escribe de forma torpe hoy puede empezar a hacerlo bien al día siguiente.
—Mar Benegas dijo en Cosmopoética que la poesía había desaparecido de la escuela. ¿Esto es así?
—No hay Literatura Española, sino Lengua Española con una serie de aditamentos. En ese sentido se ha perdido la memoria. En mi época aprendíamos de memoria las 'Coplas a la muerte de su padre' de Jorge Manrique. Benegas lleva razón, la poesía debería tener una presencia continua en las aulas. Pero eso ya no depende de nosotros los poetas, sino de los planes de estudios, y la verdad es que no estamos muy contentos. Han ido anatematizando la memoria como si fuera la culpable de todo, cuando está en la base de todo. Soy un gran reivindicador de la memoria.
—A usted le gusta leer a Homero.
—Y traducirlo.
—Pero los clásicos tampoco se leen ya en la escuela...
—Los clásicos están casi desaparecidos y eso es terrible. Yo soy un apóstol de la filología latina del currículum para todo el mundo, hasta ingenieros y abogados. Todo el mundo debe tener una base de lengua clásica, eso educa mucho y para la mente es bueno. Al menos el mundo editorial está haciendo cosas muy buenas, es muy creativo. Es imposible acabar con los clásicos y mira que lo han intentado. Resisten de forma heroica porque los clásicos no tienen tiempo, son de ahora también.
—Una de esas nuevas editoriales, Blackie Books, ha publicado una nueva edición ilustrada. ¿Qué le parece?
—Es la versión de Samuel Butler. Me paree originalísimo, ya que hay tantas traducciones de Homero, hacer la versión desde el inglés. Es atractivo ver cómo vieron los ingleses en el XIX las grandes obras. Parece que los poemas de Homero están escritos para hombres. ¡Mentira! Son versos para toda la humanidad y hasta hay quien dice que Homero podría haber sido una mujer, la hija del rey de los feacios, Nausícaa, que aparece en la 'Odisea'.
—También en esa edición aparece la versión de Margaret Atwood sobre Penélope, en la que Ulises es un adúltero y un embustero.
—Todo eso es interesante. No estoy de acuerdo con esa señora, pero indica hasta qué punto los clásicos están vivos. De ellos se puede decir de todo. Hay un poema mío que también trata de estos temas homéricos, y pongo a Ulises como un fullero y un sinvergüenza.
—¿Y no lo era?
—Sí que lo era.
—En la penúltima versión de la ópera 'Carmen' es ella quien mata a Don José. ¿Qué opinión le merecen estas revisiones de los clásicos?
—Yo creo que es mejor escribir una obra nueva. Es cierto que son muchos siglos de vejaciones a las mujeres, pero eso no quiere decir que reescribamos 'Carmen' o 'Las aventuras de Huckleberry Finn' quitando la palabra «nigger» (que tiene connotaciones despectivas en inglés). Mire usted, Carmen ha matado a Don José, vamos a disfrutar con ella adaptándonos al tiempo en que fue escrita, no poniéndonos en 2022. Eso se irá corrigiendo.
-¿Cree que es una moda pasajera?
-No es una moda, es que los disparates van a desaparecer.
-Usted fue secretario de Estado de Cultura con Aznar. ¿Qué hace un poeta en política?
-Casi se me ha olvidado. Siempre digo que fue la puerta la que me mostró el camino, imitando a Borges. Si la puerta te elige no puedes decir que no. Lo intenté hacer lo mejor posible y creo que salí indemne. Fue semipolítica, porque la Cultura siempre es una cosa distinta. Es algo que no molesta a nadie.
MÁS INFORMACIÓN
-Hace unos años circuló un vídeo de Umberto Eco mostrando su biblioteca, que se calcula que tenía unos 44.000 libros. Usted la tiene más grande...
-Yo he tenido una milésima parte del dinero de Eco y mi biblioteca es conforme al dinero que he tenido yo para eso. Tendré unos 50.000 libros. A ver qué hacemos con ella, cuando uno se va muriendo. Quizás mis hijos y nietos hereden la biblioteca, pero llegará alguien que no sepa dónde meterla. Ahora mismo estoy asustado de lo que pueda pasar en el piso de la biblioteca. Estoy acojonado.
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