ENCUENTRO EN CÓRDOBA de la OCPM
Kiev, una ciudad Patrimonio Mundial que se defiende de la guerra: «Quieren borrar la cultura e identidad de Ucrania»
Hanna Starostenko, alta dirigente de la capital, habla en Córdoba de cómo protegen sus monumentos de la invasión rusa
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Córdoba
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Iniciar sesiónAmenaza y peligro son palabras que tienen un tinte distinto en función del contexto en que se pronuncien. No es raro que al hablar del patrimonio aparezcan, porque los bienes culturales son a veces débiles y están sujetos a agentes que pueden ... dañarlos. Si la que habla es una representante del gobierno de la ciudad de Kiev, asediada por las tropas de Rusia desde hace más de dos años, amenaza y peligro ya no son metáforas, sino avisos de una realidad probable: que una iglesia, un museo o un monumento desaparezcan en las llamas o se hagan escombros por una bomba.
La capital de Ucrania es una de las que pertenecen a la Organización de Ciudades Patrimonio y en el congreso que se celebra en Córdoba está presente Hanna Starostenko, directora adjunta de la Administración Estatal de la ciudad y responsable de Cultura y Patrimonio. Es más importante salvar vidas humanas, claro, pero no descuidan su patrimonio.
«Kiev está en gran peligro como capital de Ucrania y todos los días está amenazada la población civil y militar», dice, pero para ella la invasión de Rusia va más allá de ocupar el territorio ucraniano.
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«Quieren borrar la cultura y la identidad de Ucrania, y por eso nuestra prioridad es conservar el patrimonio cultural, porque nuestra historia es muy antigua y tiene más de 1.500 años de antigüedad», explica. Es decir, el patrimonio no es sólo un monumento valioso, sino también algo que une a los habitantes de un lugar y que define su identidad. Lo que se llama cultura en un sentido más amplio.
Iglesia ortodoxa
Kiev es el gran centro de la religión ortodoxa, según Hanna Starostenko, que habla de la Catedral de Santa Sofía o el campanario del Lavra, dos centros de esta iglesia cristiana que son Patrimonio de la Humanidad. Por eso los habitantes de Kiev trabajan «por el patrimonio cultural tangible y por el intangible». Ambos están unidos.
Con los cuadros que están los museos no es difícil. Al comenzar la guerra se escondieron o se llevaron a los sótanos para protegerlos de los bombardeos. «Lo hicimos justo a tiempo, porque poco después cuatro de nuestros museos sufrieron daños en un ataque con misiles», revela.
Pero es una solución que a largo plazo tiene problemas, porque en Kiev hay problemas de humedad y frecuentes apagones que impiden que funcionen los sistemas que mantienen buenas condiciones para las obras de arte. Es algo importante, así que han comenzado a llevarlo a otros países, para que se puedan conservar y mostrar en museos de países alineados con Ucrania.
Se está haciendo ya: hay obras de los museos de Kiev en el Louvre. «En la actualidad estamos buscando y haciendo un llamamiento a los museos internacionales de países amigos para que se lleven nuestras obras», explica. Y eso con dos motivos: conservarlo debidamente, en lugares en que no hay guerra y que además puedan verlo los amantes del arte de los países en que estén en toda Europa.
«En Crimea los rusos robaron pinturas y quemaron libros ucranianos. Fue un genocidio cultural»
Hanna Starostenko
Directora adjunta de la Administración Estatal de Kiev
Las obras de arte pueden salvarse así, pero un monumento o un edificio no se pueden llevar de un lugar a otro, y a ese desafío también le están haciendo frente. Se están protegiendo a base de sacos de arena, pero también construcciones de metal y madera que eviten daños de bombardeos o grandes armas de fuego.
Se han tomado medidas, pero eso no ha evitado que haya edificios dañados. Hanna Starostenko tiene la cifra: 57 edificios que tienen la consideración de Patrimonio Mundial. En Ucrania se han visto dañados más de mil objetos de patrimonio mundial durante la guerra desatada por la invasión que comenzó en febrero de 2023.
Y las medidas tienen que estar a la altura. Por ejemplo, hay que contar con un mapeado o digitalización de una gran parte del patrimonio. A partir de ahí se puede contar con copias digitales en tres dimensiones. Así, en el caso de que un edificio o una obra de arte se pierdan como consecuencia de los bombardeos, se puede reconstruir con total fidelidad al original. Se contaría incluso con maquetas.
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«El desafío son las personas, porque los profesionales que lo hagan son esenciales», resume. No es fácil encontrar a personas para llevar a cabo un trabajo en tiempos de guerra. Muchos hombres en edad laboral están en el frente, luchando contra la invasión rusa y estos trabajos corresponden a las mujeres, «que tienen que empoderarse» y hacerse cargo de los trabajos con los que se salvará su patrimonio.
Porque en lo que insiste es la jefa adjunta de la Administración Estatal de la ciudad de Kiev es que monasterios, iglesias, edificios y obras de arte son esenciales: «Son parte de nuestra identidad nacional, y eso es precisamente lo que Rusia quiere borrar».
Por eso es nuestra prioridad salvarlo», afirma Hanna Starostenko, que cree que el invasor sabe que eliminando el patrimonio limará una parte del ser ucraniano, y por eso los habitantes del país y de su capital se esfuerzan por conservarlo y para que puedan recibirlo las generaciones futuras como lo han hecho quienes ahora están al mando.
No es una hipótesis, porque ya lo han hecho: en 2014 ocuparon Crimea, que desde entonces forma parte de Rusia, y han destruido allí patrimonio. «Quemaron libros ucranianos y robaron pinturas. Fue todo un genocidio cultural». Ahí queda lo sucedido y el reto para que no se repita.
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