Sobrevivir al patinete

Con suerte y reflejos, el peatón reacciona y se frena, mientras el o los usuarios del patinete prosiguen impertérritos su marcha, dispuestos a realizar un eslalon por las zonas peatonalizadas de la calle Gondomar o del bulevar de Gran Capitán. La otra posibilidad es que el desprevenido peatón sea atropellado por el patinete y acabe en el hospital.

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Todo esto, conducir el patinete por la acera, ir dos personas subidas en él, está prohibido por la ley, como conducir con auriculares, hablando por el móvil, bebido o drogado. De hecho, desde enero de 2021 hasta el pasado agosto, la Policía Local de Córdoba ha impuesto 767 multas a conductores de patinetes eléctricos, una media de 1,32 multas al día. La mayoría de las sanciones tienen que ver con el exceso de viajeros (225 expedientes), la circulación a través de zonas peatonales (190) y no respetar la luz roja de los semáforos (73). El Ayuntamiento de Córdoba, acogiéndose a la normativa nacional, ha anunciado que va a exigir a los conductores de patinetes el casco y el seguro obligatorio.

Pero visto el escaso civismo de muchos conductores y pasajeros de patinetes eléctricos, que hoy por hoy siguen campando por las aceras y por las zonas peatonales, habrá que emplearse más a fondo. Quizás de la misma forma con que se ha perseguido y se persigue al coche en esta ciudad, con normativas draconianas y multas inmisericordes. Hoy por hoy en Córdoba el principal enemigo del peatón no es el automóvil, es el patinete eléctrico incorrectamente conducido. Habrá que domesticarlo. Tocándole el bolsillo a base de sanciones administrativas y no pasando por alto ni una infracción.