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El poder de los mártires
En España el cristianismo ha sido atacado a menudo con saña y, recientemente, de forma sibilina
La democracia amenazada
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Iniciar sesiónHe visto la película «Napoleon Director's Cut», la versión de «Napoleón» estrenada el pasado año pero tal y como su director, Ridley Scott, hubiese querido que se viera en pantalla. Son 48 minutos de escenas inéditas, como la espectacular batalla de Marengo o ... el terrible invierno en Rusia. Pero la que me impresionó fue la ejecución de 16 monjas que caminan serenamente, una a una, hacia la guillotina mientras van cantando el «Veni Creator Spiritus», himno cristiano en latín que invoca al Espíritu Santo. Es cantado por todas hasta la última, la más joven.
El gentío que asiste a la ejecución acaba guardando un conmovedor silencio, solo interrumpido por los golpes de la guillotina y el canto. Cuando este cesa, el espectador intuye que la última monja ha muerto. Esta escena explica la siguiente (que sí aparece en la versión corta), cuando Robespierre, artífice y propagandista del terror, al que había justificado de forma populista en una escena anterior, es depuesto por una sociedad harta de sus crímenes e inmediatamente guillotinado, cerrando la etapa más sangrienta de la Revolución Francesa.
La escena no es una licencia histórica, sino que ocurrió. El 17 de julio de 1794 en París, durante la persecución religiosa de la Revolución, catorce monjas (tres de ellas legas) y dos externas del monasterio carmelita de Compiègne fueron asesinadas y subieron a la guillotina cantando. Las dos mayores tenían 79 años y la más joven, la novicia Marie-Geneviève Meunier, 29.
El 26 de julio, sólo nueve días después, Robespierre, culpable del período del Terror (1793-1794) que había ejecutado entre 35.000 y 40.000 personas, era depuesto y detenido. Sería guillotinado el 28 de julio. La historia de las mártires de Compiègne fue novelada en 1932 en «La última del cadalso» por la escritora alemana, convertida al catolicismo, Gertrud von Le Fort; llevada al teatro con la obra de George Bernanos en «Diálogo de carmelitas» (1952) y al cine en 1960 con igual título, con Jeanne Moreau y Alida Valli de protagonistas. El cardenal de París inició el proceso de beatificación de las 16 mártires en 1896, concluyendo el pasado 18 de diciembre con su canonización por el papa Francisco.
«Napoleón» no es una película religiosa y Ridley Scott se declara agnóstico, pero con esta impactante escena el autor de obras maestras como «Blade Runner» o «Gladiator» nos da una lección de cómo presentar el martirio como testimonio de fe y su capacidad para cambiar los rumbos de la historia.
En España el cristianismo ha sido atacado a menudo con saña y, recientemente, de forma sibilina. Sin embargo, como afirma Luis María Anson: «Ni las maniobras ideológicas, ni las dictaduras comunistas, ni los partidos tendenciosos han podido extirpar de la sociedad española el sentimiento religioso». Sin duda, los mártires han tenido mucho que ver en esto.
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