La noche más mágica

Decía Michel Quoist que, «si supiéramos entender la vida, toda la vida sería símbolo». Y el pasaje de los Reyes Magos, que narra Mateo en su Evangelio, está lleno de ellos. Nos los enumera el sacerdote y periodista Antonio Gil en uno de sus artículos: «Primero, los Magos están atentos a los signos de los tiempos, no dejan pasar de largo la aparición de la Estrella; segundo, inmediatamente se ponen en camino; tercero, son los buscadores de Dios, sin desánimos ni desalientos, a pesar de que hay momentos en los que desaparece la Estrella; cuarto, superan obstáculos y dificultades; y quinto, adoran al Niño, con gran humildad y esplendorosa fe, ofreciéndole sus mejores regalos». Hay un momento curioso en el pasaje evangélico que es cuando desaparece la Estrella y los Magos, guiados por la lógica de dónde podía nacer un rey, se dirigen a la capital, Jerusalén, y al palacio real donde les recibe un mosqueado Herodes. Allí no encuentran a quien buscaban adorar y parten. Al salir, la Estrella reaparece y les guía al sencillo portal de Belén. Como dice el poema del poeta Pablo García Baena, 'El tapiz de los Reyes de Oriente': «Así la cabalgada llegó con el invierno/hasta un tendal ruinoso en el helado páramo,/yacija de cansancio para el torpor de las bestias./Alta, la luz del astro quedó inmóvil y fría./¿Quién traería el incienso, la mirra consagrante?».

Luego, el cambiar de camino de Melchor, Gaspar y Baltasar al regresar a sus hogares, no solo fue para despistar al malvado Herodes, sino otro símbolo, este de su conversión, de cambiar de camino y de vida tras contemplar al Niño Dios. Al alcance de todos está poder ser unos Reyes Magos, para los demás, por supuesto, pero también para nosotros mismos. Lo primero, claro, es estar atentos a las 'estrellas' que aparecerán en nuestra vidas y no es fácil: «Pasan años y los hombres/siguen padeciendo sed,/la estrella sigue en el cielo,/solo muy pocos la ven» (Luis Rosales). Y después seguir el consejo de Chesterton: «Vamos humildemente, humildes son los cielos,/y brilla intensamente la estrella, baja, enorme,/y descansa el pesebre tan cerca de nosotros/que habremos de viajar lejos para encontrarlo». Feliz Noche de Reyes.