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500 años de una boda imperial
El enlace entre Carlos V e Isabel de Portugal tuvo lugar en Sevilla, pero la pareja también visitó Córdoba y se alojó en el Alcázar
De Simago a Piedra
Córdoba
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Iniciar sesiónEn 2026 se cumplirán 500 años de la boda entre el emperador Carlos V e Isabel de Portugal. No se trató de una boda más de las de entonces. Por lo pronto, ambos no solo se casaron por interés político sino por amor ... que se mantuvo durante los trece años que duró el matrimonio. Isabel ayudó a Carlos en el gobierno de su vasto imperio y el emperador se mantuvo fiel a su esposa todo ese tiempo; tras la muerte de ella se recluyó en el monasterio de Sisla, no volvió a casarse.
En su retiro final de Yuste quiso tener presente el famoso cuadro de la emperatriz que pintó Tiziano y en su hora postrera sostuvo entre sus manos el mismo crucifijo que tuvo ella en la suya; y en la luna de miel fue concebido el futuro Felipe II, que en 1580 unificaría en su persona los reinos de España y Portugal.
Pero si hoy les hablo de esta historia es sobre todo porque tuvo lugar en Andalucía, con protagonismo de Sevilla, Córdoba y Granada.
El enlace se celebró en el Real Alcázar de Sevilla, el 11 de marzo de 1526. Carlos V, con 26 años, llegó desde Toledo y la bellísima Isabel de Portugal, con 23, desde su Lisboa natal. La luna de miel la disfrutaron en Granada, a donde llegaron el 4 de junio, residiendo en la Alhambra varios meses. Allí vivieron un intenso amor en el que brilla una anécdota: Carlos V regaló a su esposa unas semillas traídas de Persia que, plantadas, dieron los hasta entonces desconocidos claveles. Le gustaron tanto a la emperatriz que su esposo ordenó plantar cientos de ellos y, posteriormente, se convirtieron en un emblema español. El recuerdo de la luna de miel en Granada llevó a Carlos V a erigir un palacio en la Alhambra... que ni él ni su esposa llegaron a habitar.
Antes de llegar a Granada, la pareja pasó unos días en Córdoba, que los profesores García Parody y Caballero Rivas han estudiado al detalle. El emperador tenía interés en conocer nuestra ciudad y agradecer su apoyo de no sumarse al movimiento comunero en 1521.
La pareja y su séquito estuvieron en Córdoba del 20 al 23 de mayo, alojándose en el Alcázar. Solemne recibimiento, fiestas, juegos de cañas y festejos taurinos marcaron esas fechas. Y la visita a la Catedral en plenas obras del nuevo altar mayor. La supuesta crítica del emperador a esas obras no está documentada y apunta a una invención de las poderosas familias cordobesas que se habían opuesto a dicha construcción, invocando motivos artísticos que encubrían su molestia porque el nuevo altar dejaba en el olvido las lápidas de sus antepasados que quedaron en el antiguo, hoy capilla de Villaviciosa.
Sea como fuere, el escudo de Carlos V con el águila imperial campea hoy a derecha e izquierda del altar mayor de nuestro principal monumento, junto a la inscripción de que se construyó en su época.
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