La oposición, una institución

Reconozco que la oposición política es la gran incomprendida para muchos. Puede que hasta los políticos la consideren cosa devaluada. Si partimos de que todo gobernante intentará vender como éxitos propios los suyos y si nadie habla los del vecino, al tiempo que ocultará sus fracasos, incumplimientos y omisiones, podemos concluir diciendo que, si no existe una leal, valiente y eficaz oposición, cuando vayamos de nuevo a las urnas votaremos sin saber a ciencia cierta a quién estamos votando.

Una de las funciones más importantes que tiene toda oposición política, además de intervenir en la confección del presupuesto municipal, estar informada de todo cuanto ocurre en el Ayuntamiento, fiscalizar la labor del gobierno, y, en su caso, plantear alternativas, es la de contactar, de una u otra manera, con todos los ciudadanos, para hacerles llegar cuanta información deban conocer, al tiempo que oír sus sugerencias, quejas y reclamaciones.

Cuando digo todos los ciudadanos no excluyo a nadie. La oposición se debe a todos. A sus militantes, a quienes le votaron y a los que con sus votos hicieron posible el gobierno. Y creo que toda oposición política debe actuar desde el primer momento como alternativa al gobierno existente. Por eso no puedo comprender que desde el comienzo de la legislatura todos los partidos en la oposición no estén liderados por quienes van a ser cabeza de cartel en las próximas elecciones. En próxima columna razonaré mi respuesta a la pregunta que hice al inicio.

Sólo me permito decir en este momento que sin una eficaz oposición nunca vamos a tener en Córdoba un gobierno como Córdoba merece.