DESDE MI RINCÓN
Las olas
Soy demócrata y respeto a quienes no piensan como yo
Así son los diez retos urgentes a los que se enfrenta el alcalde de Córdoba
Córdoba
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Iniciar sesiónNo es gratificante escribir esta columna. Estoy cansado de ganarme enemigos. Muchos de los que me leen no saben lo que es ser libres para pensar, pero tener que guardarse en el alma los pensamientos para evitar complicaciones. Me educaron para respetar las normas, ... aunque puedan no gustarme. Siempre he estado dispuesto a luchar para combatir la injusticia. Pero no tengo madera de mártir como para abrir batalla sólo, con enemigos que tienen y usan unas armas que ni tengo ni las utilizaría si las tuviera. Porque no soy violento. Y porque no soy ni mártir ni violento no me satisface escribir esta columna. Como español me sentí ofendido por las palabras pronunciadas por el servidor público y presidente del gobierno, Sánchez, ante los representantes socialistas de las provincias de España que, como diputados o senadores, las hicieron suyas con un sonoro y unánime aplauso.
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En las últimas elecciones municipales mi voto formó parte de eso que llaman 'ola azul'. Ola que los socialistas, con doble vara de medir, manifiestan que está formada por la extrema derecha y la derecha extrema. Y no por eso voy a callar cuando los socialistas nos llaman torpes por no comprender las bondades del gobierno y sus palmeros. ¡Claro que las comprendo! Por eso voto lo que voto. Tampoco formo parte de esa ola que el socialismo ha bautizado recientemente como 'ola reaccionaria'. Lo dicen porque creen que el progreso es exclusivo de ellos. ¡Menuda simpleza! Tampoco asalto instituciones, como afirma el presidente, si aquellos a los que he votado pierden las elecciones. Si mira al pasado más reciente comprobará que eso es cosa de otros.
Soy demócrata y respeto a quienes no piensan como yo. Pero no soy tonto como para callar cuando mis asalariados representantes políticos pretenden ofenderme sin razón. Dicho lo anterior, me alegro de escribir esta columna. Quienes con sus palabras o aplausos demuestran no respetar al pueblo español ni saben perder unas elecciones, ni son demócratas, ni pueden ofender, ni merecen la confianza de los españoles.
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