DESDE MI RINCÓN

La hora de la ciudadanía

Hemos perdido la confianza en nuestros representantes y eso deteriora gravemente la calidad democrática

Campaña electoral en Córdoba de los Patios a la Feria

Un ciudadano delante de las papeletas electorales VALERIO MERINO

José Luque

Córdoba

Como aquellos niños que cantaban «viva la madre superiora que nos lleva de excursión», en España podríamos cantar ahora «alegría y emociones, los políticos convocan elecciones». ¡Llegó la precampaña¡ Tiempo de saludos, promesas, arreglo y limpieza de calles y compromiso de oír la ... opinión de todos los ciudadanos. Todo eso a cambio de que demos nuestra confianza al candidato ¡Todos lo mismo! Lo que debería llegar una vez convocadas las elecciones es «la hora de la ciudadanía». Para pensar si quienes prometen tantas cosas han demostrado ser capaces de realizarlas; si han escuchado durante la legislatura la opinión de todos los ciudadanos y si cumplieron lo que prometieron en la campaña anterior. Repito, lo que toca ahora es «la hora de la ciudadanía».

No dispongo del personal y financiación que exige una encuesta como las que hace, por ejemplo, el CIS. Tampoco creo que el señor Tezanos se atreva a interpelar a los ciudadanos con la pregunta que yo he hecho a 16 personas, pidiéndoles absoluta sinceridad y garantizándoles absoluta confidencialidad.

La pregunta, referida a Córdoba pero que sirve para cualquier otro municipio, es la siguiente: «¿Crees que alguno de los candidatos a la alcaldía de Córdoba será capaz de enfrentarse al líder de su partido o a su partido, por defender un proyecto que necesite la ciudad o por defender los intereses de los ciudadanos de Córdoba?» Os confieso que nunca esperaba respuestas tan tajantes. Quince noes y un «ni de coña». Si ese es el sentimiento de los ciudadanos de Córdoba a la hora de votar, ¿quién se atreve a decir que el 28M es la fiesta de la democracia?

Los ciudadanos hemos perdido la confianza en nuestros representantes y eso deteriora gravemente la calidad democrática. Los políticos actúan como profesionales pensando más en su carrera política y sueldo que en los ciudadanos a los que se deben, representan y de los que cobran. Así las cosas, ya me dirán ustedes para que gastar tiempo y dinero en absurdas precampañas y campañas. ¿De acuerdo?

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