desde mi rincón
'La Crátera', camino hacia la vedad
Dudar no significa desconfiar de todo, sino enfrentarse a la realidad con una mente abierta, dispuesta a cuestionar, pero también a comprender
Los sinsentidos (13-3-25)
Córdoba
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Iniciar sesiónHace quince años, dos amigos tuvieron la idea de plantar la semilla de lo que hoy es una valiosa realidad. De aquella plantación nació y creció un colectivo de veinte personas, todas diferentes, que, como sarmientos de una cepa, dan frutos valiosos en forma de ... ideas enriqueciendo y fortaleciendo el pensamiento que sobre la actualidad tiene cada uno de sus miembros. Hablo de 'La Crátera' de Córdoba.
El nombre de este grupo no es casual. En la antigua Grecia, se usaba una gran vasija de cerámica llamada crátera para mezclar vino y agua, haciendo más placentero su consumo durante las reuniones o symposia que seguían a las comidas. Aquellas reuniones no eran solo encuentros sociales; eran también foros donde se debatían las grandes cuestiones de la vida, la política y la moral. De algún modo, 'La Crátera' de Córdoba sigue esa tradición helénica.
Para transmitir con precisión el mensaje de esta columna, pedí a un compañero que me ayudara a definir nuestra Crátera. Coincidimos en describirla como «una encrucijada de formas de pensar dentro de un marco de máximo respeto a todas las opiniones». Es decir, un espacio donde expresar con total libertad opiniones diferentes y razonadas, convencidos, como decía Ramón de Campoamor, de que: «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira:/ todo es según el color/ del cristal con que se mira.»
La verdad
Este pensamiento, profundamente arraigado en la tradición literaria española, nos recuerda que la verdad es escurridiza y que la percepción de los hechos está inevitablemente condicionada por nuestros prejuicios y nuestra experiencia personal. De hecho, en una sociedad marcada por la polarización y la manipulación informativa, el valor de la verdad —o al menos de una búsqueda honesta de ella— se vuelve más necesario que nunca.
No quiero decir con esto que España se haya convertido en un mundo de traidores, pero sí que las mentiras, las medias verdades y la ocultación de la realidad se han puesto al servicio de intereses partidistas y personales. Maquiavelo aconsejaba al déspota mentir como método para perpetuarse en el poder, y es una realidad que las mentiras calan en la sociedad con más fuerza que las verdades. Las redes sociales y los medios de comunicación, cada vez más fragmentados y polarizados, actúan, no todos, como cámaras de eco donde la verdad queda relegada frente a las narrativas que confirman nuestros sesgos.
Por eso, conviene dudar de todo lo que nos llega y escuchar argumentos diferentes que puedan reforzar o desmontar nuestras creencias. En un contexto donde las emociones y las reacciones inmediatas parecen imponerse sobre el análisis y la reflexión, la capacidad de pensar críticamente se convierte en una forma de resistencia. La Crátera es precisamente eso: un espacio donde las ideas pueden fermentar, donde el diálogo abierto y el respeto por la diversidad de pensamiento permiten cuestionar las certezas y, a veces, incluso descubrir nuevas verdades.
Traigo a esta columna lo que 'La Crátera' representa para sus miembros: un lugar donde abrir la mente y buscar respuestas a las muchas preguntas que nos surgen cada día. En un tiempo de ruido y confusión, donde las mentiras corren más rápido que los hechos, crear espacios para la reflexión serena y el intercambio de ideas es casi un acto de rebeldía.
Decía el Nobel de Literatura Octavio Paz que «aprender a dudar es aprender a pensar». Y en la sociedad española actual, pocas cosas son más necesarias que aprender a pensar. Dudar no significa desconfiar de todo, sino enfrentarse a la realidad con una mente abierta, dispuesta a cuestionar, pero también a comprender. La Crátera es, en esencia, un recordatorio de que pensar juntos —incluso desde la diferencia— es el camino más seguro hacia la verdad.
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