pasar el rato
Solos y mal acompañados
Si esto sigue así, y está siguiendo así, pronto habrá en Córdoba más delincuentes que ciudadanos
Peleas tumultuarias, robos en casas y comercios, y violaciones tiran del alza de la criminalidad en Córdoba capital

Córdoba pierde cordobeses. Es la provincia española más perjudicada por el descenso de habitantes, lo que importa es destacar. Córdoba gana delincuentes. La criminalidad va al alza en la capital, titula este periódico. Una delincuencia artesanal, poco complicada, amante de la tradición, ... el 'arte menor' de la delincuencia: peleas, riñas tumultuarias, lesiones, robos, agresiones sexuales, tráfico de drogas. Nada que no se conociera en el Imperio Romano. Bajan los delitos informáticos, que requieren una formación especializada. La poca calidad de la enseñanza influye en todo. Al parecer, los malos están ocupando en Córdoba los huecos que dejan los buenos. El caso es que nos estamos quedando solos y mal acompañados.
Si esto sigue así, y está siguiendo así, pronto habrá en Córdoba más delincuentes que ciudadanos. Uno se ofrece altruistamente a ser el que apague la luz dentro de dos siglos, alguien tendrá que hacerlo al paso que vamos. Aunque lo más probable es que los menestrales de la vileza hayan sustraído antes todos los cables, y ni siquiera se puedan contar los supervivientes por falta de iluminación. Sorprende que siga habiendo en Córdoba delincuencia de tan bajo nivel, cuando toda la acción política nacional conspira al refinamiento en la maldad. Los camorristas locales siguen utilizando métodos para la violencia callejera que harían sonreír a Putin: puños, pies, sillas, mesas, palos, navajas… Los okupas se apoderan de vivienda ajena sin reflexionar, sin programa, dejándose llevar por el lema de Cela: «El que resiste, gana». Los ladrones de casas son ruidosos, se dejan ver, se muestran agresivos. Cierto que algunas bandas del Este los uniforman y les ponen zapatillas silenciosas y una linternita en la frente, para dejar claro que la luz del mal alumbra más que la otra, que está cortada. Pero qué diferente es toda esa mediocre inmoralidad provinciana del rescate de Air Europa, elegante, limpio, progresista. Y legal.
La ley del talión resulta muy incómoda de aplicar, porque no va uno a desplazarse a otro país a despojar al ladrón de lo mismo que le ha robado en Córdoba. Además, que los gastos de viaje no están previstos en el Código de Hamurabi, muy conservador. La ley de la selva tiene el inconveniente de que puede acabar dejando la selva sin animales. Y la legislación actual carece de interés, porque se limita a compadecer al delincuente, y sin elogiar expresamente el delito, tampoco lo mira con malos ojos. Delinquir hoy en España no es caro, a menos que se tenga mala suerte ideológica. Por eso conviene que los delincuentes tengan convicciones políticas -para eso está la educación-, porque pueden alegarse como atenuante. Seguiremos igual que ayer y mejor que mañana, ahora que llega la Feria y sus vanidades, y van a aumentar la alegría y la delincuencia. Estos días se notará menos que nos estamos quedando solos y mal acompañados.
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