pasar el rato
De culillos
Un médico cordobés preside desde el jueves el Parlamento de Andalucía con su peculiar y cercana oratoria
El Festival desafina
El peor de los presagios
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl turno de su señoría ha terminado. No obstante, y en prueba de la delicadeza del PP andaluz con sus adversarios políticos, le concederé todavía un culillo de tiempo. Úselo para el bien, y valore la amplitud de criterio de esta presidencia, capaz ... de admitir en su señoría una inteligencia oratoria prácticamente humana. Puede continuar. Un médico cordobés preside desde el jueves pasado el Parlamento de Andalucía. Don Jesús Aguirre había sido consejero de Sanidad, y es autor de hallazgos lingüísticos que llenan de ternura el alma del oyente.
Quizá el más memorable, y por el que está ya en las antologías de la retórica sanitaria, es el que puede resumirse como la doctrina de los culillos. Se refería el maestro a ese momento sublime de la vacunación contra el Covid, en el que la suma de varios culillos hacen una nueva dosis inyectable. Siendo los culillos cada uno de los restos que quedan en los viales después de pinchada la vacuna. He aquí un hombre para quien pequeñas causas producen grandes efectos.
Tal como utiliza esa palabra el orador cordobés, culillo no es un diminutivo de culo, una rebaja literaria de las asentaderas, sino una palabra distinta, con personalidad propia. Los culillos son los restos humildes de un todo ya viejo, que filosóficamente acumula el doctor Aguirre para crear un todo nuevo. Un todo hecho de la reunión de varias nadas, podríamos decir. Y es aquí donde el lingüista cordobés parece definir la política de Pedro Sánchez, aunque no fuera esa su intención, porque es un hombre prudente. Pedro Sánchez hace una política de culillos, que consiste en la agrupación de varias nadas para crear un todo inútil y perjudicial.
Los culillos de que se socorre Sánchez para sobrevivir él y maltratar a los españoles son los residuos de la cultura política de Occidente, culillos apenas contaminados por el pensamiento y la moral, pero con una especial devoción por el dinero público. Desde la ETA blanqueada al independentismo tontorrón y el comunismo decorativo, material sobrante de la historia que se inyecta con el medicamento principal, el nuevo PSOE de Pedro Sánchez. A algunos ya los está dejando el enfermero jefe con el culillo al aire, como al PNV, sustituido por Bildu en la vacunación presidencial. Al final, no quedará en la política sanchista ni un culillo con pantalones.
Pero volvamos a la doctrina originaria. A uno le cae bien don Jesús Aguirre, y le parece que hará un buen trabajo, porque tiene buen corazón y buena cabeza. Todo lo contrario que Meritxell Batet, un residuo del catalanismo hipócrita con voto de obediencia al virus mutante de la Moncloa. Pero la política es lenguaje, y por eso se necesita un vocabulario amplio y usarlo con un estilo elegante. Hablar sólo para que se entienda, sin cuidar el lenguaje, es no haber entendido la política. Si el presidente del Parlamento andaluz se atiene al compromiso de su primer discurso, brevedad y articulación, y le añade gracia alada en sus intervenciones, Andalucía lo elevará a la historia universal de la elocuencia política. Que así sea.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete