Pasar el Rato
La fe del costalero
Cuando se lleva a Dios sobre los hombros durante quince años se adquiere la costumbre de Dios, que es la otra cara de la fe
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCreer en Dios evita tener que estar planteándose permanentemente la posibilidad de su existencia. Que quita tiempo para admirar la obra de Dios y obliga a dar conferencias y publicar libros que nadie había pedido. Quien no cree en Dios y no da la lata ... merece para uno la misma admiración que quien cree en Dios y no da la lata. Lo que importa es no dar la lata, en eso se resume la civilización. No dar la lata es respetar al prójimo como a uno mismo; más que a uno mismo, ya que el hombre es un ser obsesivo de sí. Está uno persuadido de que Dios valora más el respeto que la fe. La fe tiene que acabar poniéndola Él, es demasiado para nosotros solos, pero el respeto no puede Él suplirlo.
Ni quiere; si no, se hubiera dedicado a otra cosa, en vez de crearnos libres y pelmas. Dos párrocos cordobeses -Fernando Cruz Conde y José Juan Jiménez Güeto-, a quienes Dios guarda con toda probabilidad porque no dan la lata, han preguntado a los costaleros por las cosas de los costaleros. He aquí dos párrocos que están en lo que celebran.
Al parecer, la mayoría de los que cargan con Dios en la Semana Santa cordobesa no practican la fe: misa, sacramentos, actos de culto. Ni siquiera queda claro en la encuesta si los costaleros creen en Dios. Pero actúan como si creyeran, que es un comienzo moral.
Por encallecida que tenga su alma transportista, un costalero no puede dejar de pensar alguna vez en lo que se le viene encima. Incluso sin querer creerlo, cargar con todo el peso de Dios no es lo mismo que desplazar una mesa de comedor, aunque se trate de la mesa de la Última Cena. No es el suyo un mero trabajo de porteadores, como si el Cristo del Remedio de Ánimas fuera una estantería. Cuando se lleva a Dios sobre los hombros durante quince años se adquiere la costumbre de Dios, que es la otra cara de la fe. No importa si no creen hoy, ya creerán mañana. No importa si no practican hoy, ya lo harán algún día.
Quizá porque han tenido un buen Maestro, los mismos costaleros consideran necesaria la educación religiosa. Por lo que uno sabe de ese oficio, que es lo que ve, para ser costalero se necesita buena salud y buenos sentimientos. Bajo el palio conviven esforzadamente buenas personas, a quienes el sufrimiento de Dios no les resulta un hecho indiferente, aunque no lo sepan por la fe. Me gusta pensar que cuando en la tierra se haya dado el último paso, el Resucitado reunirá a sus costaleros para decirles: Venid, benditos de mi Padre, entrad en el gozo de la sagrada carga. Allá abajo, en Córdoba, vosotros me aligerasteis el peso de la Cruz y el de mi dolor; ahora, Yo os libraré de vuestros pesares por toda la eternidad.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete