Desde Simblia
Era otro tiempo
El sanchismo ha escorado al PSOE a la izquierda más radical
A finales de los años setenta, recién estrenada la democracia en nuestro país, gobernaba, con muchas dificultades, Adolfo Suárez, al frente de un conglomerado de partidos bajo las siglas de UCD. El PSOE celebraba, en 1979, su vigésimo octavo congreso, donde su secretario ... general Felipe González propuso el abandono de las tesis marxistas. Su propuesta fue rechazada y González presentó su dimisión como secretario general. El partido quedó en manos de una gestora que, unos meses después, convocaba un congreso extraordinario que significó, el abandono del marxismo por lo que se llamó el socialismo democrático y también el regreso triunfal de González. Aquel era otro tiempo y los grandes cambios en los planteamientos políticos requerían de un congreso. En mayo de 1982 se celebraban elecciones autonómicas en Andalucía y el PSOE de Escuredo obtenía dos tercios de los diputados: 66 de los 109escaños del Parlamento andaluz. En octubre de aquel 1982 el PSOE, dirigido por Felipe González y Alfonso Guerra, un dúo que resultó imbatible más de una década, ganaba de forma aplastante las generales con 202 diputados. Casi doblaban en escaños al siguiente partido (Alianza Popular), que sumaba poco más de un centenar. El socialismo de González y Guerra había ocupado el centro político y la UCD había desaparecido. El papel que jugaba la federación socialista de Andalucía no sólo era importante, sino decisivo. Era la de mayor número de militantes y la que aportaba mayor número de votos.
Al año siguiente, las municipales significaron en Andalucía que el mapa se llenara de consistorios socialistas con una aplastante mayoría. Sus ediles eran más del cincuenta por ciento: cerca de cuatro mil quinientos de los ocho mil seiscientos elegidos. Ganaban en todas las capitales, salvo en Córdoba, donde Julio Anguita, del PCE, lograba una amplia victoria. En Jerez de la Frontera, la ciudad más populosa de Cádiz, ganaba el andalucista Pedro Pacheco. Aquella victoria socialista incluía todas las diputaciones. Tales éxitos le permitieron controlar entidades culturales, peñas, asociaciones de vecinos, clubes o centros de día. Dirigentes y militantes socialistas decían que el pueblo era sabio y sabía lo que votaba. Era otro tiempo. Hoy llaman tabernarios a los votantes que los mandan a la oposición.
En la Cámara andaluza el PSOE está en la oposición, sus disputados no llegan a sumar un tercio, donde otrora señoreaban sus mayorías absolutas. No gobierna la Junta ni en ninguna de las capitales andaluzas, tampoco en la mayor parte de las diputaciones. En buena parte de las localidades de más de veinte mil habitantes está en la oposición. En la provincia de Córdoba sólo gobierna en Montilla. Hace pocos años esto era impensable. Docenas de concejales han abandonado las siglas y en numerosas localidades, como señalaba ABC, hay gestoras ante los problemas que sacuden a la organización. El sanchismo ha escorado al PSOE hacia una izquierda más radical de donde hace casi medio siglo lo sacó González , y todo por la ambición de poder de una persona.
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