Jesús Vigorra: «Ahora llaman periodista a uno que toca el bombo»

-Ya tenía uno ganas de saludar al cuarto mosquetero, como le llama a usted su amigo Arturo Pérez Reverte.

-Sí... Bueno, todo eso tiene que ver con Rafael de Cózar, no sé si usted lo llegó a conocer... Se han cumplido ahora diez años de su muerte defendiendo su biblioteca...

-Sí, claro, el hombre que amó a Sharon Stone, como lo definió Arturo con mucha gracia en un artículo memorable...

-Sí, y ella, Sharon, nunca lo supo... Arturo quería mucho a De Cózar. Cuando yo estaba con el programa de la tele 'El público lee' llamábamos a la editorial para decir que queríamos a Pérez Reverte y nos decían que tururú. Yo tenía relación con De Cózar y sabía que lo conocía, así que le pedí que se lo propusiera, porque estaba presentando 'La reina del Sur' en ese momento. Rafael me contestó que le mandara dos programas y que él se los haría llegar. Al poco me dijo que sí, que Arturo había dicho que quería venir, que fijara una fecha, y yo me puse a dar saltos por la redacción. Bueno, bueno... Luego montamos un encuentro sobre las novelas de Alatriste en las Atarazanas de Sevilla con Arturo, Eslava Galán y De Cózar. Ellos eran los tres mosqueteros. Yo el cuarto. Arturo es un tío muy generoso.

-Un amigo común me ha comentado que usted tenía muy buena relación con Jesús Quintero.

-Sí, sí.

-Hace unas semanas han estrenado un documental estupendo sobre él en RTVE que se titula 'El Loco. Los silencios de Quintero'. ¿En el periodismo, y en concreto en la radio y en la televisión, importan a veces más los silencios que las palabras?

-Sí... Importa, sobre todo, saber escuchar. Eso es más importante que esa obsesión por hablar tanto. Porque vivimos en una sociedad en la que o comunicas o te comunican. Yo con Quintero he tenido mucha relación, pero fue en su última etapa, en su etapa ya secular. A raíz de cuando pone el teatro en la calle Cuna. A raíz de eso, y de que él me invita a su programa, es cuando yo tengo una amistad con él. Yo estuve con él hasta el final, él muere en octubre: y yo estuve con él el día de San Juan, el 24 de junio, ésa fue la última vez. Allí en el chalé que tenía en El Rompido. Todas las tonterías que se dijeron, las recordará, que si se arruinó, que si esto y que lo otro... Pues él murió rodeado de su gente, sintiéndose querido.

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-Entrevistamos hace un año en esta misma sección a Fernando de Haro, periodista de la cadena COPE, cordobés, que ahora lleva las mañanas de los fines de semana. «El periodismo es una lucha por sentir mejor el mundo». Así titulamos el artículo.

-Estoy completamente de acuerdo. Nosotros, cuando hacíamos 'El público' lanzábamos muchos mensajes para contagiar a la gente, y yo me decía: 'Si somos útiles, nos querrán'. Hacer algo por los demás da mucha alegría. La gente, cuando se queda sola, cuando se cae en la cuneta, cuando se queda al margen, luchando contra la administración, contra todo... Y ahí estábamos nosotros para echar una mano. Conseguimos cosas importantes, y de eso me siento muy orgulloso. Nosotros conseguimos devolver ciento veinte coches nuevos, hicimos cosas importantes en relación con las cláusulas suelo o con las preferentes, que las levantamos nosotros. Eso es lo bonito, ¿no? Llegar a la gente de la calle, no solamente al político, al gabinete de prensa, al periodista influyente. A mí en esa etapa de la radio por la tarde me parecía que estuviéramos tocados por una barita mágica: no nos echó las pata nadie; eso lo puedo decir a boca llena, éramos los reyes.

-Como colega y jefe de periodistas. ¿Cuál es la virtud que más admira entre quienes tenemos esta profesión?

-Pues la honestidad, la honestidad y... la verdad, ¿no? La honestidad y... la verdad. Sí, serían esas dos. Y la coherencia. La honestidad, verdad y coherencia.

-¿Y con los periodistas estrella qué hacemos?

-Bueno, se lo han ganado, ¿no? Se lo han ganado. Hombre, hay periodistas estrella que se lo han ganado y se lo merecen, y hay otros periodistas estrella a los que el estrellato les viene no sabe uno muy bien de dónde. Hay periodistas de largo recorrido que tienen su trayectoria y hay que reconocérsela. Lo que pasa es que ahora le llaman periodista a uno que sale de la noche a la mañana porque hace... no sé, porque toca el bombo, ¿no? Entonces te quedas un poco así...

-¿Echa usted mucho de menos a Córdoba, a su pueblo...?

-Lejana y sola... En Los Pedroches, al estar aislada, o tan lejos de Córdoba, pues eso ha hecho que allí se haya creado... Te hablo de mi época de allí, que era también una época donde empezaba todo, los ayuntamientos democráticos, éramos jóvenes... Lo que quiero decir es que como estaba lejos de Córdoba, pues todo lo que se producía allí, culturalmente digo, lo vivíamos mucho. Porque la gente de los pueblos que están cerca de Córdoba se iba a Córdoba. Pero nosotros estábamos muy lejos. A mí esa etapa de la que le hablo me parece muy feliz. Los políticos administran votos, no territorios, y como allí somos pocos, pues entonces eso nos hacía pelear y se generaba una complicidad.

-¿Cómo ve a Córdoba desde su estudio de radio de Canal Sur en Sevilla? ¿Qué sitio ocupa en la actualidad diaria en relación con el resto de las provincias?

-Bueno, Córdoba no es de las principales provincias de Andalucía, de las que más están tirando, ¿no? Por ejemplo, en población Córdoba está perdiendo, salió el otro día la estadística. Córdoba, pues... Frente a Málaga, o frente a Sevilla, incluso frente a Granada, está un poco colgada. A Córdoba le hizo mucho mal, y eso es una espina que llevo dentro como cualquier cordobés, perder la Capitalidad Cultural. No sé si usted estaba entonces en Córdoba en ese momento y lo recuerda.

-Sí, sí... Claro.

-La injusticia tan grande que se cometió con Córdoba... Yo ahora oigo a los de Granada que la quieren, y yo ya no la pediría. Córdoba supo contagiar a toda la población con el proyecto, y resulta que se la dieron a San Sebastián, a la que luego tuvieron que llamarle la atención, de Europa, diciéndole que hicieran algo, que se les pasaba el plazo. Una ciudad mediana como Córdoba, con mucho paro, aquello lo hubiera utilizado muy bien y hubiera sido muy rentable. A Córdoba le hubiera venido bien. Aquello fue un jarro de agua fría: yo estaba en la ciudad haciendo el programa ese día que nos dijeron que no, en la Delegación de Cultura. Qué pena: yo había visto a la gente moverse en todos los barrios, la animación que hubo. Eso fue un golpe en el terreno cultural. En relación a la situación económica de Córdoba no sabría entrar, más allá de que no hay una industria potente, sino una actividad agroalimentaria importante.

-¿Quién ha contado mejor Córdoba? ¿Quién ha escrito o quién ha hablado mejor de Córdoba?

-Para mí, en la época contemporánea, en la que yo he vivido, Antonio Gala. He admirado Antonio Gala. En la época que yo he vivido, Antonio Gala, sí.

-Uno de los momentos estelares de su programa televisivo 'El público lee' de Canal Sur era cuando acudía a lo que usted llamaba 'El botiquín de los primeros auxilios' en busca de un libro imprescindible. ¿Si tuviera que recurrir a él ahora, en Navidad, qué libro elegiría?

-Pues... 'El mundo de ayer' de Stefan Zweig. Y sobre el botiquín le cuento una pequeña anécdota, porque la idea no fue mía; como decía Chano Lobato, que yo tuve muchos años en la radio y lo recuerdo todos los días: 'Sobrino, hay que trincar de aquí de allí'. Yo le hice una entrevista a Sáenz de Oiza, el arquitecto, una vez, y él me dijo que a su yerno, cuando se casó su hija, el regalo que le hizo fue un botiquín que le encargó a un carpintero con veinte libros. Cuando llegué al programa de la tele recordé aquello y me llevé lo del botiquín.

-¿Qué le pide a Los Reyes Magos? Para usted, para su familia, para Córdoba, para Andalucía...

-Pues yo le pido a 2025 un año esperanzador. Esperanzador y que nos traiga momentos inolvidables. Pero sobre todo que no perdamos la esperanza ni la alegría. En este momento de mi vida la alegría la pongo como lo principal y por encima de otros muchos sentimientos o comportamientos. La alegría... Sí, la alegría y la esperanza.