Cultura

Isabel la Católica y Alkázar, los últimos cines urbanos de Córdoba duermen lejos de las estrellas

El edificio de Puerta del Rincón sigue en alquiler o venta y el primero tendrá pronto otro destino diferente

El valor del suelo y la limitada rentabilidad de la exhibición recluyen las salas a los centros comerciales

Cines de verano en Córdoba: un siglo de estrellas en el cielo y en la pantalla

Fachada del cine Isabel la Católica en Córdoba Ángel Rodríguez

Un futuro lejos de las películas y una débil esperanza que será difícil de llevarse a cabo. Los últimos cines de Córdoba que no forman parte de centros comerciales y que continúan en pie mantienen en la fachada la impronta y el nombre, ... pero hace más de una década que nadie se sienta en ellos para disfrutar de una historia audiovisual y lo que vendrá en los próximos años no hace presagiar nada mejor.

Son Multicines Alkázar e Isabel la Católica, ambos en pleno Centro de la ciudad y activos hasta bien entrado el siglo XXI. Su situación en este tiempo es distinta. El porvenir del edificio del cine Alkázar, que tuvo seis salas en los últimos tiempos y bastante éxito de público, se podría despejar muy pronto, según confirmó a ABC el empresario Antonio Barea, responsable del grupo que tiene la propiedad de este complejo en la calle Reyes Católicos, a pocos metros de Ronda de los Tejares y de la plaza de Colón.

Según confirmó, hay una empresa que está ultimando un proyecto para desarrollar allí una actividad. No pudo desvelar ni el nombre ni el carácter del negocio que se desarrollará en el lugar, que también da a la plaza de Gonzalo de Ayora, conocida también como plaza de España, pero sí que no tendrá que ver con los cines.

El cine Alkázar estuvo activo en Córdoba durante cerca de 70 años. Se inauguró en 1943 -con 'Rebeca', de Alfred Hitchcok-, en una época en que la proyección cinematográfica empezaba a ser una de las grandes opciones para el disfrute del tiempo libre. Hasta la década de 1990, como todos los establecimientos de su clase, tuvo una sola sala, hasta que se sometió a una importante obra de reforma que lo convirtió en unos multicines.

Era la fórmula con la que el sector, que podía entonces hacer frente al vídeo y a los incipientes centros comerciales, conseguía atraer a los espectadores y hacer rentable el espacio: a más oferta, un mayor número de clientes que quisieran ver alguna de las películas.

Hubo proyectos para hacer discotecas en ambos lugares, pero el Ayuntamiento impidió la licencia para reabrirlos

Pertenecía al grupo empresarial Sánchez-Ramade, uno de los históricos en la exhibición del cine en Córdoba durante décadas. En 2011 lo cerró, en primer lugar con la idea de realizar mejoras y volver a abrir. Los responsables hablaron en aquel momento de una «profunda remodelación» que prepararía estos cines para el futuro, para la proyección digital y en tres dimensiones.

Era un tiempo muy difícil para la economía española, que afrontaba los peores años de la crisis económica que se había desatado entre 2007 y 2008 y esta inversión, que buscaba nuevos públicos, nunca se produjo. Los multicines Alkázar continuaron cerrados, cambiaron de propiedad y sólo ahora el conjunto pasará a tener otro destino, aunque lejos del fin con que la conocieron varias generaciones de cordobeses.

Fachada de los multicines Alkázar, en la calle Reyes Católicos Ángel Rodríguez

Para aquel año 2011 en que el conjunto de la calle Reyes Católicos fundió a negro, también estaba ya cerrado el cine Isabel la Católica. Era, ya en el siglo XXI, un superviviente para una época antigua de los cines: el edificio exento, con grandes salas y dedicado únicamente a la exhibición.

Echó el cierre poco antes del verano de 2007 por haber entrado en quiebra técnica. Para entonces era uno de los más baratos de España y todavía lo frecuentaban muchos de los que disfrutaban del ocio en cualquier lugar del Centro de la ciudad.

Alkázar estuvo activo casi setenta años, mientras que Isabel La Católica mantuvo la actividad de exhibición cerca de cuatro décadas

Pertenecía entonces, como ahora, a Grupo Alfil, una entidad empresarial con sede en Marbella que ahora no se plantea recuperar allí la actividad de exhibición. Como explicó a ABC su director de Operaciones, Luis Miguel Pelayo, explicó que la firma no contempla la posibilidad de volver a utilizarlo para su función.

Es un grupo empresarial con «actividad diversificada», recordó, y entre esta actividad está precisamente la exhibición cinematográfica. En Fuengirola están los cines Alfil, que tienen plena actividad en este tiempo, pero en Córdoba, y hasta la primera década del siglo XXI, tuvieron también las salas del centro comercial Zoco, que se cerraron y no han vuelto a abrir a pesar de algún intento que fue infructuoso.

Desde hace algún tiempo, la firma constituyó una Sociedad Anónima Cotizada de Inversión Inmobiliaria (Socimi), por lo que únicamente se puede dedicar a esta actividad. Eso significa que el edificio del cine Isabel la Católica continúa en venta o alquiler, y todavía no se han producido ofertas que lleguen a buen puerto.

Pudo cambiar la situación cuando un empresario se interesó por hacer en aquel lugar un salón de fiestas o discoteca, como recordó Luis Miguel Pelayo. La noticia no sentó demasiado bien a los vecinos de la zona de la plaza de Colón y el barrio de Santa Marina, pero el Ayuntamiento lo cortó de raíz.

En 2010, la Gerencia Municipal de Urbanismo, entonces en manos de Izquierda Unida, determinó que el uso que se pretendía en el edificio no era compatible con la ficha del Plan Especial de Protección del Casco Histórico. Poco después pudo haber pasado lo mismo con el Alkázar, pero tampoco llegó a concretarse.

Desde entonces no se han dado avances y el cine Isabel la Católica continúa aguardando aunque con esperanza de volver a destinarse a la exhibición de cine. Lo levantó en el año 1968 la empresa Cabrera, la otra de de las grandes firmas en la segunda mitad del siglo XX. Antes, en aquel lugar se había levantado otro, conocido como El Rinconcito, ya que estaba frente a la Puerta del Rincón y la calle del mismo nombre.

En 2011 los cines de invierno quedaron en dos centros comerciales y en 2021 se recuperaron las salas de El Arcángel

Tuvo cuatro salas de gran tamaño, conforme a la época anterior de los multicines, que llegaron a rozar el millar de espectadores de forma simultánea. En la exposición del artista cordobés Mariano Aguayoque ahora se puede visitar en la sala Vimcorsa se muestra una maqueta de la decoración que pensó para el chaflán, y que desde aquel primer momento, y junto con la rotulación, se convirtió en una de las señas de identidad que pervivieron hasta el año 2007.

Tanto Alkázar como Isabel la Católica sucumbieron a la nueva tendencia que llevaba la exhibición a los grandes centros comerciales. El empresario José Casado, responsable de algunas salas, de invierno y verano, en la provincia, explica que es algo que se ha producido en toda España. Y eso por varios motivos. En primer lugar, desde cierto momento la exhibición de un solo título al día empezaba a no ser rentable. Era necesario tener más de una sala y en eso los multicines situados en el extrarradio podía andar con ventaja.

Alkázar e Isabel la Católica se adaptaron ya en los primeros noventa, pero desde entonces no dejaron de aparecer más circunstancias. Para empezar, un cine en el Centro histórico de una ciudad se asienta sobre una amplia extensión de terreno que tiene un valor muy alto. Cualquier empresario puede pagar una suma muy alta por una parcela de ese tamaño con la seguridad que podrá obtener un rendimiento mayor que el de una sala de cine, que siempre será algo más limitado.

Antiguo Cine Almirante, en el Parque Figueroa Roldán Serrano

Es decir, por un local de varios miles de metros cuadrados en el Centro de la ciudad la rentabilidad puede ser muy alta con actividades más productivas que la que ahora se saca de la exhibición.

Desde finales de la década de 1990, y todavía más en los años siguientes, los centros comerciales podían competir con mejores armas. Para empezar, el suelo no era tan caro y además estaban en complejos que tenían una oferta de ocio bastante amplia que podía atraer a un público bastante amplio. Sobre todo restaurantes, pero también tiendas de todo tipo a ciertos horarios.

José Casado insiste también en el aparcamiento. Los cines que estaban en el Centro de Córdoba seguían siendo atractivos, pero para llegar había que hacerlo en autobús o a pie. Aparcar en el lugar o cerca era una asunto cada vez más difícil, en un momento en que el tráfico era muy denso y las restricciones al vehículo privado cada vez más estrictas.

Todo ello formó una tormenta perfecta que culminó en que los cines comenzaran a quedarse en el exterior de las ciudades, y el viejo cine urbano, el de barrio o el céntrico, con un número de salas no tan amplio, pero también con unas características distintas, terminara por ceder ante el empuje de una propuesta que permitía ir en coche, aparcar con facilidad y además permitía opciones complementarias de consumo.

Todo eso mientras las descargas por internet, primero, y los portales de la televisión inteligente, hacían posible disfrutar de películas sin necesidad de salir de casa.

El caso de Isabel la Católica y Alkázar es el último de la mengua del cine en Córdoba, que llegó a su punto más bajo en la época en que sólo se podía elegir entre los cine de El Tablero y el Guadalquivir. La recuperación de las salas del centro comercial El Arcángel, desde 201 bajo el nombre de Axion y con nuevos parámetros tecnológicos, ha consolidado el nuevo panorama.

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