filicidio
El interés de Bretón en confesar ahora su crimen al escritor Luigsé Martín: «Me entusiasma tu propósito»
Condenado a 25 años de prisión, reconoce que mató a sus hijos, Ruth y José, en el libro 'El odio': «Hice lo que hice, por lo que pido perdón y me arrepiento»
ABC recoge algunos de los extractos de la publicación, que saldrá publicad el próximo 26 de marzo
José Bretón confiesa por primera vez que mató a sus hijos: «Tenían que morir sin sufrimiento y que los cuerpos no se pudieran encontrar»

Catorce años después de cometer el crimen, José Bretón, condenado a un cuarto de siglo por la muerte de sus dos hijos el 8 de octubre de 2011 en Córdoba, ha confesado ahora su autoría. Y se ha autoinculpado ante un escritor, Luigsé ... Martín, que recogerá la entrevista mantenida con el filicida en un libro, 'El odio', que verá la luz el próximo 26 de marzo.
En un extracto de la obra, abierta a consulta, el autor de la publicación señala que al 'monstruo de las Quemadillas' le ilusionó desde el principio la idea: «Me entusiama tu propósito», dijo Bretón a Martín, quien le explicó que «mi interés no era policial –o no solo policial–, sino sobre todo antropológico o humano. Casi metafísico. Le mandé mi última novela para que pudiera comprobar que yo no era un advenedizo caprichoso», explica el autor en 'El odio'.
La disposición del criminal a colaborar sin tapujos sorprendió a Luigsé Martín, quien pensó que podría deberse al «deseo de confesarse con alguien», ya que «era la primera vez que se ponía en contacto con él un escritor literario, lo que le permitiría tratar de ordenar sus propias ideas y echar la vista atrás con algo de sosiego», dice en su libro.
También pudo ser, según Martín, la «pura vanidad». Cabe recordar que los especialistas en salud mental que evaluaron a Bretón durante la instrucción de la causa concluyeron que tenía un marcado carácter narcisista, si bien no evidenciaba ninguna patología psiquiátrica. «Un libro dedicado a él –aunque fuera únicamente para examinar sus crímenes y subrayar sus perturbaciones– supondría un estímulo halagador», se plantea el autor.
Otras hipótesis que podrían explicar el «entusiasmo» de Bretón van desde el deseo de obtener determinados beneficios del libro sobre su vida al simple contacto con alguien del exterior, puesto que, según apunta Martín, «José Bretón está completamente solo en el mundo. No mantiene contacto con el resto de su familia, no conserva amigos antiguos y no ha podido establecer nuevas relaciones de confianza dentro de la cárcel, donde los individuos que han cometido delitos como los suyos se convierten en apestados para el resto de los presos».
Tras las entrevistas, por carta y telefónicas, y las visitas a la cárcel de Herrera de la Mancha, donde se encuentra el reo, «no sé decir aún cuál es el origen verdadero de su interés literario». En cualquier caso, el autor de uno de los crímenes más atroces que se recuerdan ha decidido hacer examen de conciencia.
En el extracto de 'El odio' que se puede consultar en internet, Luigsé Martín realiza un primer recorrido por la vida sentimental de Bretón y de sus amores tempranos, así como sus «desarreglos afectivos». «Bretón creció creyendo que conquista a una mujer era una tarea imposible para él».
Cuando todo se derrumbó con Ruth Ortiz, la culpó de todo; «de su infelicidad futura, de intrigas perversas, de traición y de la mala educación que recibirían sus hijos Ruth y José, separados de su padre y modelados por la familia de ella, a la que Bretón no tenía mucho aprecio», recoge el libro.
El perdón de su madre
Y es que el filicida siempre se ha considerado y se considera un «ser humano recto e intachable», recoge Martín; que fue un «padre modélico y un esposo virtuoso, preocupado ante todo por el bienestar de su familia. Trabajador, cariñoso, entregado, dulce»; es decir, que acepta la culpa por el asesinato, pero nada más. Al escritor le llegó a decir que «hice lo que hice –por lo que pido perdón y de lo que estoy arrepentido desde el primer momento–, pero todo lo demás que me atribuyen es falso».
En 'El odio' también se cuenta la estrecha relación de José Bretón con su familia, que «ni siquiera después de cometer sus crímenes le dieron la espalda. Siguieron visitándole en las distintas prisiones por las que pasaba y manteniendo con él el mismo trato afectuoso de siempre», apunta Martín en su obra.
Según cuenta, el condenado «nunca llegó a hablar con su padre cara a cara del crimen, pero tiene la certeza de que él conocía la verdad. Con su madre sí habló, muy al final de su vida. Ella le dijo que siempre lo había sabido y le perdonó».
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