economía
La hostelería y el transporte acumulan la mayor pérdida salarial
Los sectores relacionados con el turismo han sido los más castigados en el último lustro, según Adecco
Los empleados de bares y restaurantes pierden un 17% de capacidad adquisitiva, y los del transporte en torno a un 6%
Clientes en un establecimiento de hostelería en Córdoba
EL oleaje intenso provocado por la pandemia y los últimos años de sobresaltos sociales y económicos está teniendo efectos nocivos en las retribuciones salariales, aunque no de la misma forma en todos los sectores productivos ni en todas las autonomías y provincias. Así lo ... evidencia el informe anual que elabora el Grupo Adecco, publicado este mes de agosto y que analiza el periodo 2016-2021, por lo que tiene en cuenta los efectos de los estados de alarma y de la crisis del coronavirus.
Sus conclusiones se observan diversas, pero quizá la fundamental se centra en que son los trabajadores de la hostelería y los del transporte los que están sufriendo la mayor pérdida de capacidad adquisitiva, especialmente los primeros. Este dato se hace aún más complicado en un provincia como Córdoba, que, según los datos más recientes de la Agencia Tributaria, cuenta con los asalariados peor pagados de España junto a Jaén, Almería y Badajoz.
El promedio, según la estadística del Ministerio, se sitúa en algo más de 15.000 euros brutos al año por trabajador, una cifra muy alejada de lo que se cobra por el mismo desempeño en Madrid o en el País Vasco. Mucho más distante aún de los salarios de 3.000 euros de media que se perciben en las economías europeas más desarrolladas, como Alemania, Dinamarca o Luxemburgo.
El Monitor de Salarios de Adecco sitúa el sueldo medio andaluz tras la pandemia en 1.558 euros al mes, mientras que la misma cifra en España se coloca en 1.751 y en la UE por encima de los 2.000. En el caso andaluz, el lustro estudiado arroja una pérdida de capacidad adquisitiva de los trabajadores del 1,6, por encima de la media nacional, que se sitúa en un descenso del 0,2.
Aunque no es una cifra tan preocupante como la de otras comunidades como Canarias, donde la caída es bastante más elevada, sí que supone un alejamiento de otras regiones que sí han logrado subir su capacidad adquisitiva en este periodo 2016-2021. Es el caso de Galicia (donde el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados ha crecido por encima del 4%) o de Navarra (donde el aumento salarial se sitúa en el 1,7).
El factor clave
Los datos lo que reflejan es que las comunidades más castigadas en estos últimos años son las que tienen en el turismo su principal motor económico, algo previsible si se tiene en cuenta que la pandemia supuso largas temporadas de cierres. La merma de la capacidad adquisitiva de las familias se ve además agravada por el crecimiento de los precios, que mantiene el IPC en cifras históricas por encima del 10%.
De ahí también se deriva que, tal como indica el Monitor de Salarios, sean los trabajadores de hostelería los que sufran una pérdida de capacidad adquisitiva mucho más alta que la del resto de sectores, de más de un 17% tras descender un 30% en 2020. El segundo sector más afectado es el transporte, con una pérdida cercana al 6%.
Las industrias extractivas y manufactureras o los trabajadores de servicios sociales y sanidad también han visto disminuir sus salarios -más de un tres por ciento en todos los casos-, mientras que en un ámbito tan decisivo en la economía como la construcción este índice de reducción salarial roza el 2%. En la situación contraria se sitúan otros sectores con mejores dinámicas como el de las inmobiliarias, donde el poder adquisitivo sube casi un 10% para sus asalariados, y el comercio y las finanzas y seguros, donde la cota se aproxima al 3% de crecimiento retributivo para los profesionales.La difícil situación por la que pasa la hostelería la confirma el presidente de Hostecor, Francisco de la Torre, que explica que para los años 2021 y 2022 se acordó con los sindicatos una congelación salarial.
«Fueron solidarios en una situación muy complicada y ahora nos toca serlo a todos», explica. Para 2023, un año que se auguraba de recuperación, se acordó una subida salarial del 1,9%, que ahora tendrá una compleja aplicación en el contexto actual. «Los costes de los suministros se han disparado y hoy son ya el principal gasto de los negocios por encima del alquiler», añade De la Torre, que recuerda también que el convenio salarial de la hostelería «es de los más altos» del país.
¿Y la recuperación?
La esperanza de este directivo empresarial está ahora en que tras el complicado 2022 no pueda venir nada peor y lo que llegue sea la recuperación, aunque tiene sus dudas tras todo lo vivido. Su demanda en el ámbito laboral es por último que la normativa se mejore con matices adaptados a la realidad del sector y a las capacidades y experiencia de los trabajadores. También en el transporte se reconoce que la situación actual, tras la pandemia y la escalada de precios de los carburantes, es muy complicada y afecta al empleo y los salarios.
El presidente de la Asociación de Empresarios de Transporte de Mercancías por Carretera de Córdoba, Tomás Aranda, explica que la subida los costes ha provocado que algunas empresas «dejen los camiones parados». Reconoce que muchos empresarios autónomos han tenido que cerrar al no obtener rentabilidad. «El transporte nunca va a faltar porque siempre será necesario llevar mercancías de un lugar a otro, pero es cierto que estamos en una situación muy complicada y que afecta a la capacidad adquisitiva», señala, al tiempo que advierte de las dificultades que va a suponer la entrada en vigor en septiembre de la nueva normativa que impedirá que los conductores trabajen como hasta ahora en las faenas de carga y descarga.
Todos los datos y las opiniones confirman un panorama difícil que se está traduciendo en que muchas personas y familias vivan con angustia los últimos días del mes mientras crecen los precios en los supermercados y los salarios se reducen. Aunque no es lo mismo para todos los sectores ni territorios, no cabe duda de que los últimos años, unidos a los efectos de fondo de la gran recesión de 2009, han complicado el futuro a numerosos empresarios y profesionales.
Muy lejos quedan hoy las alegrías salariales y laborales del arranque del siglo y el optimismo de los ya lejanos años del boom y de lo que llegó a conocerse en su día como el 'milagro económico español'. Los momentos difíciles por los que pasa la hostelería se han agudizado durante este mes de agosto, y por dos motivos fundamentales: por los altos precios de las materias primas debido a la elevada inflación, y por las elevadas temperaturas, que sobre todo durante la segunda parte de julio y la primera del mes en curso han disuadido a muchos clientes de ir a un establecimiento de restauración.
La consecuencia directa es que uno de cada tres bares y restaurantes de Córdoba han decidido no abrir durante este agosto, porque no les compensa o bien porque han preferido invertir estas semanas de poca demanda de sus servicios en la realización de obras de reforma y mejora de sus instalaciones. En este sentido, Francisco de la Torre ha cifrado las pérdidas del sector hostelero durante el estío entre el cuarenta y el cincuenta por ciento. El mal aqueja a toda la ciudad, si bien es más grave, a tenor de los datos de los que dispone Hostecor, en el casco histórico y en el centro de la capital, excepción hecha de La Ribera, que mantiene el pulso por su cercanía a la zona monumental y por el atractivo del vecino Guadalquivir.
En barrios de la zona de expansión de la ciudad, como por ejemplo Arroyo del Moro, también es palpable el fenómeno. La opinión de la asociación de empresarios de la restauración y turismo Horeca es pareja a la de Hostecor. «Llegados a la mitad del periodo estival no se ha alcanzado el cincuenta por ciento de afluencia de público, y más tras la ola de calor, que más que ola, la consideramos un tsunami», ha señalado la entidad empresarial.
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