La honda herida demográfica

Si no se toman medidas, la sangría seguirá. El INE ya nos ha advertido de que calcula que en una década y media Córdoba verá reducirse su cifra de residentes un 3,5%. Será una de las 19 provincias que se dejarán censados por el camino de esos tres lustros. Y la nuestra será la duodécima en la que se produzca mayor bajada.

Dado que la despoblación castiga a distintos enclaves de España, se antoja aún más necesario que una victoria del Córdoba CF, para que salga de su bloqueo, que todas las fuerzas políticas se pusieran de acuerdo para evitar que haya zonas del país que continúen desangrándose demográficamente. Lástima que nuestros partidos lo mejor que sepan hacer es dar vida al 'Duelo a garrotazos' de Goya.

Por supuesto que hay que pedir a ayuntamientos, diputaciones y ejecutivos autonómicos que pongan todos los medios a su alcance para taponar esa hemorragia. Pero es el Gobierno de la nación el que debe liderar esta operación. Para ello no basta con rotular un ministerio con el nombre molón de 'Reto Demográfico' ni la panacea es llevar wi-fi a los lugares más recónditos. Que sí, que esto último también hace falta. Pero con eso no es suficiente.

Para que el padrón de estas localidades deje de palidecer, anémico por no poder echarse a la boca nombres de vecinos nuevos mientras pierde a los de siempre, hace falta que les transfundan medidas potentes.

El más claro ejemplo de ello es nuestro Norte, la zona de Córdoba donde más residentes manan por el boquete abierto. Lleva demasiado tiempo esperando actuaciones del Ejecutivo central para tener una línea de alta tensión -o cualquier otra solución que reduzca los obstáculos de las empresas para desembarcar en los polígonos del área septentrional- y la A-81. Y el tiempo apremia. Los vecinos son la sangre que mantiene con vida a los municipios. Si no empezamos ya a suturar la brecha por la que pierden habitantes, su porvenir es que se les muera el futuro.