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La Fundación Cajasur, la UNED y el autor del sepulcro de Miguel Castillejo llegan a un aucerdo para exponerlo

El juzgado ha dictado un acta de conciliación por el que las partes demandadas se comprometen a restituir la obra y mostrarla completa en la UNED

El escultor Marco Augusto Dueñas demanda a la Fundación Cajasur por dividir el sepulcro de Miguel Castillejo

Esta obra escultórica estaba oculta por unas librerías en la sede de la UNED e incompleta ABC

El Juzgado de Primera Instancia 8 de Córdoba ha dictado un acta de conciliación entre el escultor afincado en Italia Marco Augusto Dueñas, la Universidad Nacional de Eduación a Distancia (UNED), la Fundación Cajasur y la Diócesis de Córdoba en la ... que las tres instituciones se comprometen a recomponer la obra uniéndole las piezas separadas en un plazo de dos meses -dos ángeles que se encontraban en una iglesia de Castro del Río- y retirar las librerías que ocultaban su obra 'El Juicio Final'.

De esta forma, se da respuesta judicial a la demana interpuesta por el letrado del escultor Dueñas, Manuel Fernández Poyatos, a finales del pasado año, al considerar que su obra -que iba a ser el sepulcro del ex presidente de Cajasur Miguel Castillejo-, al entender que se exhibía en unas condiciones que suponían un «perjuicio a su reputación«.

La obra fue desarrollada para convertirse en ese sepulcro de Castillejo en una acción que fue financiada por Rafael Gómez 'Sandokán'. Nunca llegó a usarse como tumba del sacerdote y se quedó dentro de la biblioteca de la UNED en Córdoba.

La demanda que queda resuelta con este acto de conciliación fechado el pasado 12 de enero de 2023 fue admitida a trámite por este Juzgado de Primera Instancia de la capital cordobesa, a la que tuvo acceso ABC, y que recogía que esta obra fue concebida como un todo, habiéndose separado de la misma los ángeles que se encontraban en la iglesia del Carmen de Castro del Río, a título individual cuando forman parte de un mismo conjunto escultórico.

Escultor del Vaticano

El escultor de esta obra alegaba en su demanda que es un autor de «reconocido prestigio, incluso con obras expuestas en El Vaticano«, -acompaña su CV a la demanda-, y entiende que el cambio de ubicación, separación y desmembración de la misma, y la insólita exposición que se hace de la misma, oculta entre librerías como si careciera de valor alguno, altera o interfiere en el proceso de comunicación que toda obra de arte comporta».

A juicio de este escultor, «al modificar los códigos comunicativos, distorsionando los mensajes que transmite y las sensaciones, emociones, pensamientos y reflexiones que despierta en quienes la perciben, y ofrecen una visión negativa del autor de la obra«.

La demanda de Marco Augusto solicitaba en un principio una indemnización de 100.000 euros y cuyo beneficiario será la obra social de la Iglesia Católica, al que finalmente ha renunicado para "facilitar el acuerdo y evidenciar la inexistencia de ánimo de lucro", recordando que en todo caso, el único beneficiario hubira sido la obra social de la Iglesia.

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