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Pretérito Imperfecto

La religiosidad del pueblo

Y nadie se espera a celebrar ese vínculo entre lo humano y divino que como aquí no hay lugar en el mundo que mejor lo pueda expresar

Francisco Poyato

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Nació en los talleres de los viejos gremios. Orfebres, carpinteros, ebanistas, plateros, labradores, panaderos, hilanderas o simples mercaderes... En las humildes casas abigarradas en torno a las iglesias góticas y románicas. De la expresividad mundana por una fe ciega y pecaminosa. Como seña de identidad ... y luz entre las tinieblas de aquellos tiempos de dudas y tribulaciones. Sentido de pertenencia a un barrio. Y de las manos callosas que esculpían y tallaban los más hondos sentimientos humanos. De la inspiración artística modulada por la gracia divina. Postrados ante el ejemplo de aquel que murió para salvarnos. El tuétano espiritual que hoy, siglos después, vuelve a manifestarse en la calle de la misma manera, bajo los ropajes de la modernidad si se quiere; de las nuevas costumbres, pero en la invariable esencia que la religiosidad del pueblo muestra cuando toma el foro público en una oración comunitaria. A su manera.

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